“No me explico cómo pueden salir con semejantes argumentos”, se preguntó de todas formas el militar tras la manifestación que la agrupación Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS) protagonizó frente a su casa en la ciudad de Paraná.
“Estoy sorprendido por el motivo del escrache, porque de todas las acusaciones que se me hacen, nosotros no teníamos responsabilidad, no teníamos nada que ver en lo que pasaba en la Unidad Penal 1”, insistió a Telenueve Litoral el suboficial mayor retirado José Anselmo Appelhans, que fuera director del Servicio Penitenciario desde el 28 de marzo hasta el 15 de julio de 1976, e interventor de la Unidad Penal Número 1 entre el 14 de julio de 1976 y el 24 de diciembre de 1977; y luego fuera designado interventor militar de la ciudad de Diamante, en octubre de 1979.
El militar explicó que “cuando me designaron, yo estaba como encargado e intendente del Comando y me sorprendieron, pero no podía decir que no en un momento tan difícil”, y agregó: “Cuando me designaron yo no sabía ni donde quedaba la cárcel, porque toda mi carrera la había hecho en Buenos Aires”.
Consultado sobre si podía asegurar que no había pasado absolutamente nada en la unidad penal en el período en el que había estado como director, Appelhans dijo: “Pasó, pero no bajo responsabilidad nuestra. Nosotros estábamos completamente desautorizados, no podíamos ni tampoco nos interesaba investigar algo sobre esta gente”.
Lo cierto es que está comprobado que en la unidad penal funcionaban dos centros de tortura: la “Unidad Familiar” y la “Casa del Director”, y varios detenidos han declarado que Appelhans era el responsable de supervisar todas las torturas y que estaba encargado de los traslados de los presos políticos que estaban a disposición del Poder Ejecutivo hacia los demás centros clandestinos de detención y tortura que no eran asentados en los libros. Inclusive, algunos de los detenidos recordaron tiempo después que Appelhans participaba personalmente de las sesiones de tortura y que hasta jugaba a la ruleta rusa con los detenidos mientras los interrogaba.
Sin embargo, el militar retirado afirmó que “a la cárcel iba monseñor (Adolfo) Tortolo; también el padre (Julio) Metz, que hace poco habló y dijo que todo sucedió en Comunicaciones: iban jueces, abogados, organismos de derechos humanos, el señor (Enrique Tomás) Cresto, (Dardo Pablo) Blanc. Y todos los empleados y los internos comunes saben lo que pasó en la cárcel, el cuidado que se les dio y la atención que tuvieron.
Así que no me explico cómo pueden salir con semejantes argumentos. Indudablemente, ‘miente, miente, que algo queda’”, sentenció Appelhans.