Parece una broma de mal gusto. Primero, cuando Macri inauguró su gobierno a fines del 2015 y todo el 2016, ante los despidos en la administración pública –en todos sus estamentos- y sectores privados, la CGT no tomó ninguna medida que implicara poner en movimiento el peso de la clase trabajadora para enfrentarlos. Se calcula en aproximadamente 200 mil los despidos en todo ese año y los primeros meses del 2017, a lo que había que sumarle los primeros tarifazos en los servicios.
El 29 de abril del ´16 ya con el ataque en curso llamaron a una marcha al monumento del trabajo, en el bajo porteño. En ese momento había tres CGT´s que luego se unificarían. En el palco estaban Moyano, Caló, Schmid, Yasky (CTA “de los trabajadores”) y Michelli (CTA Autónoma). Salvo éste último, ninguno hizo mención a la posibilidad de un paro para enfrentar los despidos.
Menos de un mes después de esa marcha, que había sido multitudinaria demostrando que las bases sí querían enfrentar la política de Cambiemos, Macri vetó la Ley anti despidos, lo mismo que planea hacer ahora si en el Congreso se vota la Ley de Tarifas, proyecto elaborado por la oposición del Pj, el Frente Renovador y el kirchnerismo –que aunque de corto alcance porque deja en pie los aumentos de los dos primeros años- se opone al tarifazo actual. En aquella oportunidad del veto presidencial, ni una sola medida de lucha opusieron estos dirigentes.
La situación en el 2017 se presentó igualmente difícil para los trabajadores, por esa razón la burocracia cegetista tuvo que llamar a un paro el 6 de abril. Un marzo “caliente” con varias movilizaciones, obligó a Moyano y Cía. a llamarlo. En sus cálculos estaba la necesidad de descomprimir esa bronca que hizo que aquel paro fuera contundente.
Meses más tarde, en agosto, otra movilización masiva contra “la flexibilización laboral”, donde los gremios autodenominados “independientes” no fueron de la partida, poniendo en evidencia la crisis interna de la central. Hubo que esperar hasta fin de año para ver otra medida de lucha de la “famosa CGT”
Este derrotero de la lucha, nivel grado 0 de la CGT, es lo que viene garantizándole al Gobierno continuar con su política antipopular. Lo que en los hechos es el brazo sindical del PJ, los dadores de gobernabilidad, debiera ser una central obrera que enfrente las políticas neoliberales de Cambiemos que vienen castigando a las mayorías populares.
Frente al monumental aumento en los servicios, en el transporte y la inflación que ya lleva en lo que va del año un 9%, sin olvidar la ley, mal llamada de reforma previsional que implica un ataque directo a los jubilados, a eso ahora hay que sumarle el acuerdo con el FMI, vía el crédito Stand By (el que implica las condiciones más duras para el país que lo recibe).
Ante esta situación, que en realidad es una hoja de ruta del gobierno y las grandes patronales para atacar a la clase trabajadora y las clases medias, mereció por parte del moyanismo una movilización al Congreso convocada casi de apuro para apoyar el proyecto de ley (que recibió media sanción en diputados)de la oposición que limita los aumentos y una declaración ante los medios de Hugo Moyano planteando que “si Macri veta la Ley de Tarifas, se sale de la democracia”.
En cuanto a la CGT, luego del anuncio del acuerdo con el Fondo, mereció un comunicado que en uno de sus párrafos plantea acertadamente: “Lo que se niega decir, por necesidad de silencio político es que nada es gratis. Junto con el aporte de flujo de dólares vienen los controles sobre la política monetaria, financiera y económica. Junto con ello los objetivos que siempre ha esgrimido esta entidad financiera internacional: ajuste fiscal, flexibilización laboral, reducción de las transferencias sociales hacia los sectores más vulnerables, caída de la inversión en obra pública, y aumento de los servicios. Parte de estos objetivos del FMI ya están en plena ejecución con congelamiento de la obra pública, caída del poder adquisitivo del salario y reforma previsional. No es un plan de contingencia la vuelta al Fondo, es un plan en marcha desde hace 2 años. Y este es un paso más en ese sentido”
Pero ante este diagnóstico, la propuesta es “Habiendo reclamado, oportuna y orgánicamente, rectificaciones del rumbo económico ratificamos la necesaria convocatoria a un verdadero diálogo social” Casi que sobran las palabras ante semejante traición frente a quienes dicen representar, la clase trabajadora.
Surge como evidente la necesidad de plantear una política independiente que abra paso a la organización y movilización de los trabajadores, como viene planteando el PTS/FIT, que a través de sus diputados ponen en el orden del día la lucha por la nacionalización de los recursos energéticos, gestionado por sus trabajadores y controlado por los usuarios, así como una banca estatal y única, que impediría como primer medida la fuga de capitales y la timba financiera, que como en estos días hizo ganar fortunas a unos pocos, como los ministros de finanzas (Caputo) y de Hacienda (Dujovne).