Trabajos sin sentido: «bullshit job»

En periodos de crisis, en los que pocos empleos se vuelven fundamentales para el conjunto de la sociedad (servicios sanitarios, transportistas, trabajadores de los servicios de emergencias, quienes participan en la cadena de consumo de alimentos, profesorado…) y muchos otros pierden relevancia, no resulta extraño que surjan preguntas sobre el ideario de la jerarquización de las profesiones. ¿No nos habremos equivocado al otorgar estatus y salario a los segundos, en lugar de a los primeros?

No hace muchos años que la expresión «bullshit job» (literalmente, “trabajo de mierda”) empezó a popularizarse en el mundo del trabajo. Todo empezó con la publicación de un artículo que dio mucho que hablar: David Graeber (antropólogo americano, anarquista y profesor de la London School of Economics) lanzó una primera y provocadora diatriba llamada Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda. ¡El artículo fue publicado en agosto de 2013 en la revista electrónica de ideología radical Strike!, pero Graeber jamás se hubiera imaginado el efecto que tendría. ¡Más de un millón de lectores visitaron la web de Strike! en solo unas semanas y el artículo fue traducido a más de diez idiomas. A partir de entonces, la expresión bullshit job empezó a extenderse.

El provocador mensaje de Graeber iba especialmente dirigido a “los consultores de recursos humanos, los responsables de comunicación, los abogados de empresa, los lobistas…”, es decir, a todos aquellos que se pasan el día en reuniones de trabajo, pero “sin trabajar ni lo más mínimo en realidad”. Pero Graeber no sabía que su crítica a un sistema capitalista que premia más a los que destruyen valor que a los que lo crean (ya que paga más a los consultores, expertos en marketing y creadores de productos financieros que a las enfermeras, profesores y basureros) tendría tan buena acogida. El artículo expresaba con palabras “la crisis de sentido” que sufren los trabajadores de oficina.2

Al trabajo lo relacionamos con turnos o con largas jornadas de trabajo. El trabajo estresa, pero no podemos prescindir de él.

¿Es culpa de la sociedad? ¿O el trabajo define porque tiene significado? ¿Qué importancia debe tener el trabajo en la vida?

¿Existe eso de hacer de un hobby la profesión? La libertad de hacer lo que realmente se quiere. ¿Se separan vida y profesión?

Es muy difícil decirle a la mente ahora trabajo y ahora no. Siempre está todo interrelacionado. Si el hobby se transforma en profesión y es tan intenso, no hay tiempo libre.

¿Nos exigen que nuestro trabajo nos llene? Quizá el trabajo sea trabajo, y no siempre tiene que divertir, pero tampoco ser una mierda.

¿Nos identificamos a través de nuestra profesión?

Si realmente no necesitáramos dinero para vivir, seguramente realizaríamos una actividad significativa, una profesión útil. Haríamos cosas que tengan sentido. En nuestra sociedad, basada en el trabajo, cada vez menos gente tiene una profesión significativa. Hacen un trabajo sin sentido y está relacionado con la alienación de la que ya habló Marx. Cuando trabajamos nos alejamos de la tarea, de nosotros y de los productos.

¿Qué es el trabajo?

Marx dijo: todos trabajamos en cualquier momento y no podemos escapar de ello porque es el proceso metabólico que nos mantiene vivos. Cuando respiramos trabajamos también.

Marx tenía razón, pero eso es solo una parte, hoy en día trabajamos por dinero. Él también lo previó.

¿El concepto de trabajo ha ido cambiando?

En la antigüedad el trabajo era algo que se evitaba. El trabajo era privación y peste, ningún hombre libre trabajaba. Era cosa de esclavos. Las personas libres se dedicaban a otras cosas, como a hablar de política en la plaza pública o ágora. Luego, hubo un cambio radical. En la Edad Media el que no trabajaba no comía. Lutero lo retomó en el protestantismo.

Hoy en día, se piensa únicamente y con mucha necesidad en el trabajo y solo aquellos que trabajan tienen reconocimiento social.

¿Se necesita un trabajo para ser feliz? ¿O solo se trabaja por un fin? En nuestra sociedad la respuesta parece ser una obviedad.

Anna Arendt dijo en “Vita Activa” que no solo hay trabajo, sino también producción. El panadero hornea el pan, pero el pan existe solo para ser comido. Mientras que el carpintero hace una mesa, pero es un objeto estático, no será consumida. No desaparece porque tenga cosas encima. Si no se produjeran cosas y solo trabajáramos, no tendríamos una historia, ni nada que perdurara. Todo es parte de este mundo que nos rodea.

¿Sería como una utopía que nadie tuviera que trabajar?

Esto ya lo predijo Tomas Moro en 1516 en “Utopía”, la obra fundamental de casi todas las utopías- Este autor habló de la jornada de seis horas: trabajar tres horas antes del mediodía, otras tres horas por la tarde y el resto debería ser ocio. Su utopía era usar el tiempo libre de manera significativa. Utopía: La isla de los felices. Seis horas de trabajo al día y 18 de tiempo libre.

Hoy el trabajo satisface a la sociedad de consumo y devuelve reconocimiento individual ¿Esta en nuestra naturaleza trabajar tanto? ¿Nos gusta trabajar?

No deberíamos trabajar tanto, los que gozamos de ese derecho, como lo hacemos hoy, pero es seguro que tenemos una inercia para conseguir algo que acabe perdurando en el tiempo. Los humanos somos felices al producir cosas duraderas. Pero el trabajo también es eso. Es honesto decir que mientras no sea siempre una mierda, entonces estará bien y trabajar puede hacernos feliz.

Entradas relacionadas