En tanto, la alianza progresista Unidos Podemos parecía dar el batacazo al momento del cierre de las urnas, cuando los resultados a boca de urna aseguraban que alcanzaba el segundo lugar y superaba al PSOE en votos y escaños. Horas después, el conteo oficial echó por tierra esa ilusión.
Con el 94,3 por ciento de las urnas escrutadas, el Partido Popular de Mariano Rajoy alcanza 137 escaños, el PSOE 85 –7 menos que en diciembre, lo que significa el peor resultado de su historia–, 71 para la alianza entre Podemos y la Izquierda Unida –2 diputados más que en la elección anterior–, y 32 para Ciudadanos, que perdió 8 escaños en relación a diciembre. El PP ganó las elecciones en todas las provincias españolas con la excepción de Cataluña y País Vasco, donde se impuso Unidos Podemos.
Tras seis meses de incertidumbre política, los españoles no respondieron con mayor participación sino que en esta virtual segunda vuelta por falta de acuerdo político se registró un presentismo del 69,9 por ciento, una de las cifras más bajas desde la vuelta de la democracia a la península. En comparación con las elecciones de diciembre, la participación cayó un poco más del 3 por ciento.
El nivel de participación era crucial en estas elecciones, ya que una mayor movilización podía mover significativamente el tablero político y reforzar a los distintos partidos de cara a las futuras negociaciones debido a que todos los sondeos coinciden en que no habrá un vencedor con mayoría amplia para gobernar.