El ex titular de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas entendió que “toda declaración que se haga en medio de un juicio es inapropiada”, y consideró que viniendo del titular del Poder Ejecutivo es “un exabrupto”, porque puede influenciar, de alguna manera, en el ánimo de los jueces.
El ex fiscal consideró que de no haber sido por el aporte de pruebas y las actuaciones de la FIA, la causa “hubiera perecido hace tiempo”.
Rovira reiteró su posición en contra de la continuidad en el cargo de “cualquier funcionario público o persona que esté desempeñando algún cargo cercano a la función pública, a partir de que es procesado, sobre todo si se trata de delitos contra la administración pública”. Y lo demostró personalmente cuando se confirmó su propio procesamiento. “Renuncie de inmediato, no esperé ni siquiera que transcurriera media hora, desde que se me notificó”, recordó.
Para él, así como Cresto no debería estar cumpliendo funciones en el Ejecutivo Municipal, tampoco el ministro de Gobierno Sergio Urribarri, debería continuar en el cargo. “Indudablemente su influencia como ministro lo llevó a que el juez Barbagelata lo indagara en un feriado judicial y dictara la sentencia de falta de mérito”, sostuvo, aunque aclaró que “sin embargo sigue requerido en la causa”.
Al ser consultado por el organismo que reemplazó a la FIA, señaló: “La oficina Anticorrupción no deja de ser parte de una apariencia, que no engaña a nadie, de que se quiere hacer algo respecto a lo que significa la corrupción como forma de gobierno”.
Entendió además que “estamos en una etapa en que muchos países han adoptado la corrupción como forma de gobierno, que ya no es un mal sistemático de la administración pública, sino que es una forma de gobierno regular que se ha adoptado para mantener sojuzgados a los pueblos débiles”, concluyó.