Poco después de las 17 comenzó el interrogatorio a este muchacho de 22 años —cuya identidad se pidió reservar— quien fue el que sufrió una seria lesión en la cabeza, producto de haber recibido una fuerte patada en el cráneo y un culatazo.
“Es un muchacho que pudo mantener un relato certero, mucho más frío que algunas de las otras víctimas, sobre todo las chicas, quienes han quedado emocionalmente afectadas por lo ocurrido y cada vez que recuerdan rompen en llanto”, había comentado oportunamente el doctor Marciano Martínez, querellante en esta causa.
“Este joven es técnico electromecánico y asistió a la escuela militar, por lo que su temple es distinto quizá al de los otros chicos; pese a los golpes que sufrió y a su estado de obnubilación posterior, pudo retener detalles importantes. Recordó haber visto el fogonazo del disparo de un arma de puño muy cerca de su puerta y que el arma era empuñada por un sujeto de civil y mal entrazado. Dijo que cuando salió del auto y se arrojó al piso, mientras todos sus amigos creían que era un tiroteo entre esos civiles armados que estaban en el auto de atrás y los de los dos patrulleros, él optó por tirarse al piso, pero cuando quiso incorporarse para explicarle a los uniformados su situación, alcanzó a ver al hombre de uniforme azul, y borceguíes que le dispensa una brutal patada y el culatazo en la cabeza”.
El abogado relató además que “es por este motivo que este chico, mientras empiezan a aclararse las cosas entre los policías, se queda sentado apoyado en el coche, muy mareado y sangrando profusamente, tal es así que a su lado queda una notable mancha en el piso, que chorreaba junto al vehículo”.
TRABAJO SUCIO
Es a esa altura del relato que surge la intriga de quienes tenían a su alcance el croquis de la División Planimetría de la Dirección de Criminalística de la Policía de Entre Ríos, ya que la mancha de sangre es advertida en el dibujo de los peritos, pero está a cierta distancia del coche, el que en ese plano referencial del hecho muestra al automóvil de los pibes varios metros más adelante y en posición de intentar pasar a un costado de los patrulleros.
Al ser interrogado sobre el particular, el joven —que aún ostentaba vendajes en su cabeza— manifestó que “nunca el coche quedó en esa posición, verdaderamente quedó al medio entre los patrulleros y el coche civil sin identificación y si bien existió una maniobra para intentar no quedar al medio de lo que pensaban que iba a ser un tiroteo entre la policía y los que bajaban armados por detrás de ellos, nunca dejaron el auto en ese lugar y la mancha de sangre da esa pauta”, reprodujo Martínez.
Cabe recordar que hacia la 1.30 del domingo 6 de agosto, un total de 13 efectivos quedaron detenidos después de participar en un irregular procedimiento, en el que tirotearon a un vehículo en el que iban seis jóvenes, de entre 18 y 19 años —tres de los cuales resultaron heridos—, luego de confundirlos como supuestos autores de un robo a un comedor ubicado en la zona del Acceso Norte de la ciudad de Paraná. El hecho ocurrió en proximidades de Churruarín y Circunvalación y se vieron directamente involucrado cuatro integrantes de la División Investigaciones, quienes salieron detrás del coche de los jóvenes, efectuándole numerosos disparos; y otros nueve policías que acompañaron al auto de investigaciones en el operativo, en otros dos patrulleros.