¿Doctora es cierto que usted iba a volar la plaza?, ¿es cierto que usted recibió entrenamiento en Estados Unidos?
Soy Olga Alfonso Prada de 68 años (agente de seguridad del Estado Cubano): Esto era un trabajo de la Fundación Nacional Cubana Americana (FENECA) radicada en Miami y mi esposo, ya fallecido, Juan Francisco Fernández Moro quien pertenecía a la seguridad de estado por más de veinte años. Al unísono conmigo tuvimos varios encuentros en Miami con los individuos de la FENECA. Esto se preparó través del tiempo, fueron varios viajes.
En marzo del ‘98 a mi esposo lo entrenan allí por un antiguo miembro del ejército norteamericano para preparar el explosivo. Todos estos explosivos no podíamos entrarlos en el país, y se le entregan a un salvadoreño.
En esto fue el primero, Otto René que nos traía los explosivos, cuando entra en la Habana por el aeropuerto allí mismo lo detienen, pero ya detenido lo hacen que llame a su contacto, que era mi esposo.
Él tenía que recibir todas esas cosas específicamente para la plaza del memorial del Che, eran 1.519 gramos de C4 y había otra porción más para la plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba.
Había dos objetivos principales que eran destruir el monumento del Che y destruir la otra plaza emblemática del héroe de nuestra independencia.
Participamos de esa actividad y no pusimos la bomba porque no era nuestro objetivo y como mi esposo tenia este tipo de relación yo me fui imbricando, recogimos eso y quedamos como que nosotros íbamos a volar la plaza.
Al año siguiente se produjo el juicio oral donde se juzgó a Ernesto Cruz León, el otro salvadoreño que había puesto las bombas en los hoteles. Terrorista nato, le habían pagado 500 dólares por cada bomba que colocaba. Terroristas pagados por la fundación cubano americano.
En el ‘98 fue lo de la bomba y en el ‘99 fue el juicio.
-¿Usted era agente de seguridad del estado de Cuba, cuál era su nombre de guerra?
-Berta.
-¿ Cómo fueron las relaciones -interpersonales con sus hijos aquí en Cuba?
-Difícil. Este trabajo de la seguridad es bien duro. Porque uno tiene que ser un poquito artista y guardar los sentimientos. Yo tenía una familia que se quedó con el fallecimiento de mi mamá, tuve que vivir junto con mi papá, porque no podía dejarlo solo. Yo tenía a mi hija y tenía que apartarla mucho de la situación y sobre todo a mí papá también.
Mi padre era un comunista viejo y él nunca admitía esto de hablar mal de la revolución y estar en contra. Era difícil mantener una fachada que fuera discreta. Mi esposo había estado preso por contrarrevolucionario. Él estuvo 12 años en Isla de Pino, lo que es hoy Isla de la Juventud, en la prisión modelo, era un agente muy conocido entre ellos.
Eso nos valió para entrar en ese club, porque era parte de la gente de la cual él había convivido y compartido durante años. Está entrada de él fue muy fácil. Más difícil era la mía, pero como yo estaba con él, no había problema ninguno. Como era médica también me relacionaba con otras personas que me conocían de la actividad médica. En esa parte de la contrarrevolución era difícil, porque hay que estar fingiendo las 24 horas. Pero lo más difícil era mi hogar. Tenía que apartar a mi hija, no podía llevarla a las reuniones, a la socialización mía, porque mi socialización era negativa y la de mi esposo igual.
-¿Ustedes cómo se contactan con inteligencia, cómo entran en ese círculo?
-No entramos directamente en la inteligencia ni en el gobierno de EEUU, el contacto nuestro siempre es la contrarrevolución en Miami, que está muy autorizada y muy libre por la FENECA (Fundación Nacional Cubana Americana) que tiene una oficina bellísima con custodio y armas, entramos a eso por el conocimiento que tenía mi esposo, pero no directamente, la labor nuestra es de contrainteligencia. Nosotros teníamos que proteger nuestro país.
Yo me casé con mi esposo en el año ’88, desde que me casé con él me di cuenta que había algo raro en él. Él no me podía decir que era un agente, tuvo que esperar a que sus oficiales y la jefatura de seguridad decidiera que podía hablar conmigo, él nunca me lo dijo, sino que se lo dijo al oficial que lo atendía y me explica quién es mi esposo,
A partir de ahí yo lo apoyo en todo. Porque él tenía un defecto en la visión y prácticamente no veía. Todas estas cartas de escritura secreta yo tenía que hacérselas porque él con esa luz ultravioleta con el bolígrafo que no escribe, entonces yo tenía que hacerlo. Luego se me dieron misiones concretas.
DE REVOLUCIONARIO A CONTRA Y DE AHÍ A DOBLE AGENTE
Cuando la guerra aquí en Santa Clara (1959), cuando vino el Che y Camilo, mi esposo los recibió en su casa al Che un día entero, porque vivía en un lugar muy alto que podía ver el regimiento Leoncio Vidal.
Estuvo un día entero examinando el lugar y viendo las condiciones del regimiento, desde allí se veía la cantidad del armamento.
Ese mismo año triunfa la revolución y después de eso mi esposo, empieza a desviarse, porque él era de una cuna de oro, su familia era gente pudiente y empieza a verse afectado su padre, y a partir de ahí él empieza conspirar contra la revolución.
Y ahí es donde cae preso en el año ´64. Ahí en la prisión fue donde cambio totalmente su idea.
A partir de allí, sale en libertad como doble agente y jugando a favor del gobierno cubano.