LA DROGA, LA POLÍTICA, LA POLICÍA, LA JUSTICIA
Las “fuerzas del orden” (SIC), de nuestro país, cuota parte mediante, controlan el tráfico en sus respectivas jurisdicciones; las fuerzas políticas en turno administrativo, toman su mordida del ‘negocio’, depositándolas en cuentas off-shore, con la cínica justificación:‘sin plata no se hace política’, pero por supuesto que el dinero tomado por el ‘administrador designado’ jamás, salvo migajas, se destina al financiamiento del partido y pasa a financiar las extravagancias ylujos del afortunado jerarca.
¿Y la justicia?, ah, ¡la justicia! Solo daremos un ejemplo por aquello de que para muestra basta un botón: En Corrientes, el ex Juez federal Carlos Soto Dávila[i] fue procesado por cobrar coimas para liberar narcotraficantes. Fue reemplazado por uno de sus secretarios,Gustavo del Corazón de Jesús (SIC) Fresneda, quien estaba imputado en la misma causa que S. Dávila. Pues bien, en funciones, Fresneda sigue, a la vista de todos, con el ‘negocio’ que heredó de su antecesor, aquí les dejo el link (VER DENUNCIA) para quien quiera corroborar los hechos.
TERMINAR CON EL NARCOTRÁFICO ES FACIL, LO DIFICIL ES QUE EL PODER POLÍTICO ESTE INTERESADO EN LOGRARLO.
Es un tema que podríamos decir que se sabe cómo se resuelve: concretamente, que el Estado se haga cargo del suministro de las substancias, hoy ilegales, y de este modo terminar con el tráfico criminal y toda la corrupción institucional que se genera a su alrededor, dado que en este ‘negocio’ las cifras que se manejan son capaces de corromper hasta el más impoluto de los funcionarios, ya sea de las fuerzas de seguridad, del poder político o de la justicia.
Algo en lo que están de acuerdo, tanto popes del neoliberalismo como Milton Friedman, como infinida de líderes a la izquierda del arco político internacional.
De hecho, es la solución que encontraron los países nórdicos, Suecia, Noruega y Finlandia para terminar con el problema. En cualquiera de esos paísesel tema de las adicciones y los suministros de las substancias está a cargo del Estado. Los adictos son asistidos por el sistema de salud que les facilita todos los medios para resolver el problema de la adicción, y en caso que finalmente la decisión del enfermo sea continuar, es el mismo Estado el que le provee la substancia, con la condición de que su opción sea resuelta, en soledad, en su intimidad y supervisada por el mismo sistema de salud. O sea que no existe la opción del tráfico ilegal de substancias, en primer lugar, porque el adicto en ese caso las debería pagar y en segundo lugar porque nadie mejor que el propio Estado para garantizar los elementos provistos. Lo ocurrido hace pocos días en Capital Federal, del envenenamiento y muerte de adictos con cocaína ‘cortada’ con anestésicos para elefantes, jamás podría ocurrir en Escandinavia.
QUE SE PUEDE HACER
Si al problema se lo confiamos a nuestra clase política, esta visto lo que ocurre: una parte muy significativa de nuestros representantes políticos, son parte, y no están interesados en la única solución que existe para resolverlo: terminar con el tráfico ilegal y tomarlo por el sistema de salud, sencillamente porque se les ‘acabaría el negocio’
Pero, aunque la mayoría lo hayamos olvidado, el poder en la democracia surge del pueblo, y nosotros, el pueblo, debatimos el tema y asumimos su solución y la exigimos imperativamente, las cosas cambiarían. Como en tantos otros temas, necesitamos una democracia participativa donde el poder descienda al pueblo y este con la autoridad que de él emana imponga lo que se debe hacer.
[i]https://www.infobae.com/politica/2019/04/29/excarcelaron-a-soto-davila-el-ex-juez-federal-acusado-de-beneficiar-a-narcotraficantes/
