Hasta ahora, las únicas fuentes de agua salada son las de Villa Elisa, Basavilbaso y la de María Grande; y se pidieron estudios serios antes de autorizar una explotación masiva.
Villa Elisa lo envía a una laguna y luego al río Gualeguaychú. En cambio, la terma de María Grande lo reinyecta en el subsuelo con riesgo para la napa superior. “Paramos los permisos de explotación un año, porque podría causar un desastre”, aseguró Fontana.
El riesgo lo corre la napa Ituzaingó, que está por encima del acuífero Guaraní y provee agua potable a la población. Esto puede suceder porque, a más de mil metros de profundidad, conviven aguas dulces y saladas, dejadas por el mar que invadió la región hace millones de años y luego se retiró.