El nace en Concordia, es parte de las familias de más importantes, dentro de las familias es uno de los personajes más admirados. Entre otras cosas, es un chico popular en la sociedad. Hay chicos que lo pintan con tintes de lo que después sería: autoritario, antisemita» comenzó señalando Brienza. El periodista reprodujo una anécdota, cuando «corre con su jeep a uno de los rectores del colegio al cual iba».
Von Wernich «después se hace sacerdote de una manera muy espuria porque el no hizo el seminario. El ingresa a la Iglesia en los años 70 por relaciones personales. Logra conectarse con un grupo represivo de La Plata que estaba organizado por Ramón Camps (Jefe de la Policía Bonaerense en la dictadura) que era de Paraná» según el periodista.
Brienza indicó que «a partir de ahí el entra a hacer su tarea pastoral en la Diocesis de 9 de Julio, provincia de Bs. As. El se conecta con Monseñor Plaza, que es arzobispo de La Plata, un personaje nefasto. Plaza era el brazo espiritual de Camps, sobre todo de Saint Jean (Ibérico, general del Ejército), gobernador de Bs. As. durante la dictadura».
Su tarea en los campos de detención
Al periodista le llamó la atención que «Von Wernich, hasta los años 74, 75 era un personaje simpático diría. Era un curita macanudo, ameno. Compinche, tenía buena relación con los jovenes. Nada parecía anticipar lo que luego vendría, más allá de su ideología personal. El salto que él hace es a partir de la dictadura. A partir de ahí, comienza a funcionar como capellán de la Policía Bonaerense. ¿Cual era la ideología de la Bonaerense? Quebrar a los cuadros montoneros y a la dirigencia de izquierda que estaban secuestrados en la comisaría 5° de la Plata, en la Brigada de Investigaciones y en el Pozo de Arana; centros de detención que funcionaban en las cercanías de La Plata».
Brienza aseguró anoche que «no hay evidencia de que haya torturado físicamente. Si hay testimonios que participó de torturas, que vió torturas. ¿Que hacía él?. Hacía un trabajo muy específico. Tenía que quebrar espiritualmente a los detenidos. El llegaba después de tres, cuatro, cinco días de tortura, a quienes soportaban y no cantaban para decirles que tenían que hacerlo en nombre de Dios. El usaba el secreto confesional como método para extraer información. Ustedes saben que el secreto confesional es algo que los sacerdotes nunca quiebran. El lo utilizaba para sacar información y brindárselas a lo torturadores».
El autor del libro «El caso Von Wernich» indicó que «lo más atroz es que quebró a un grupo de ocho chicos quienes participaban de las cacerías de la policía platense. Estos ocho chicos, de entre 20 y 25 años, fueron adoctrinados por Von Wernich para delatar a sus propios compañeros. Además participaban de las sesiones de tortura. Ahí se muestra en pleno la perversidad del sacerdote. ¿Porqué este grupo pasa a colaborar con los represores?. Ellos les prometen la libertad. Libertad que estuvo a punto de llegar porque a los chicos los sacan con la promesa de irse a Uruguay o a Brasil. Pero los sacan en Ford Falcon y los ultiman en un descampado. Von Wernich, según una fuente policial, presenció el asesinato de ese grupo de chicos».
Brienza contó que una vez que el sacerdote sale del aparato represivo, en 1978 «porque su grupo pierde la interna política de la dictadura, es mandado a Nueva York. Una vez allí, intenta hacer con los organismos de derechos humanos lo que intenta hacer Massera y Astiz en Francia con el Grupo Piloto. Es decir, logar infiltrarse en los organismos que buscaban informaciones sobre aquellos que estabn siendo desaparecidos. Por suerte, lo descubren y lo mandan de nuevo a Bs. As».
Exilio interno, y luego, externo
Durante el 79 «Von Wernich va a una parroquia, Norberto Lavid, que es muy chiquita, en la prov. de Bs As. y durante 10 años permanece en el más absoluto de los olvidos. Hasta que el decide crecer coimo sacerdote y le pide a su obispo ir a una parroquia de importancia. Lo mandan a Bragado» relató Brienza.
«En esa ciudad estaba uno de los chicos del grupo de los ocho. La madre de este chico había estado en franca relación con Von Wernich porque durante el cautiverio le traía información de su hijo. Durante dos años adoctrinaba a los chicos en la Brigada de Investigaciones. Al mismo tiempo, iba y hablaba con los padres de estos ocho chicos y les decía que sus hijos estaban bien y que comenzaban una etapa de recuperación. Además les pedía plata porque los chicos les generaban gastos a la Policía. Entonces les pedía una cuota de 400 o 500 dólares cada tres o cuatro meses» añadió.
En Bragado se produce una pueblada cuando se encuentra con la madre de este chico. «Bragado fue un polvorín durante dos años por culpa de este buen señor. En esa ciudad se produce una fractura; entre quienes estaban a favor y en contra de Von Wernich. Era el cura, la autoridad máxima de la Iglesia Católica. Bragado era extremedamante creyente. La pelea duró ocho años y el se termina yendo, porque la Iglesia nunca lo sacó a pesar de las denuncias nacionales e internacionales, exliado a Chile porque una mujer lo acosa sexualmente» dijo Brienza.
«Está ocho años oculto en un pueblito con el nombre cambiado. No es Christian Von Wernich sino Christian González porque considera que su apellido es muy dificil de nombrar. En realidad, es muy dificil de olvidar» reflexionó el periodista.
«Cuando el fiscal pidió la detención de él, llamo para preguntar donde estaba y me niegan todo tipo de información. Es decir, 25 años después, la Iglesia seguía protegiendolo. Hay sectores que me ayudaron, me pasaron teléfonos y datos para poder encontrarlo. Lo encontré en la Parroquia de Chile, el intentó negarse» dijo el autor del libro.
Luego de que Brienza contacta con el sacerdote telefónicamente va hasta el lugar acompañado por un fotografo de una revista chilena y lo escrachan periodisticamente. Von Wernich pasó a la clandestinidad por cuatro meses hasta que se presenta a declarar en el Juicio por la Verdad, en La Plata y quedó detenido.
«Muchas veces la Justicia cuando los medios públicos aprietan y es ahí cuando nuestro trabajo como periodista cobra valor» señaló Brienza. El sacerdote comparte pabellón desde hace un año y medio en el Cuartel de Infantería y Caballería de la Policía Federal con Maria Julia Alsogaray. La causa estará en manos del Tribunal Oral de la Plata.