En la Asociación Hotelera remarcaron que Concordia tiene 2.800 plazas de alojamiento, pero al mismo tiempo, dijo que los principales hoteles se cerraron como el Salto Grande y otros en la zona de termas. Por ello, de las 2.800 plazas hay una disminución importante. “Y tenes aforos que no permiten que los hoteles estén ocupados al 100 %”, dijo. “Hablar de un 60 % sobre 2.800 plazas no es un número tan grande de turistas. Es un número grande respecto de la situación que se vive”, dijo dejando en claro que no puede dejar de pasar ese dato.
Lapiduz demandó más continuidad en la política turística que trascienda a través de los años. “Hemos tenido períodos donde ha habido secretarías de turismo que fueron alternándose sin mantener una misma política”, dijo. Y añadió que se debe entender al turismo como una política de Estado es lo que han hecho otras ciudades que tienen al turismo como “ingreso único”.
No obstante, dijo que la ciudad incorporó esa mirada, a través de la intendencia de Alfredo Francolini, que es una persona “vinculada al turismo desde hace años”. “Desde ahí en adelante se generó una mirada un poco más moderna”, dijo.
Pero dejó en claro, al mismo tiempo, que Concordia no es una “ciudad monoproducto” como Federación. “Concordia es una ciudad que tiene mucha variabilidad de actividades económicas. Lo que hace es que el concordiense no comprenda y no internalice realmente el valor agregado que implica el turismo”, dijo.
Lapiduz pidió que se realice un trabajo de concientización importante para que el ciudadano comprenda cual es el valor del turismo. “Tenemos las bondades para ofrecer turismo pero si no las explotamos, es dinero que no entra”, dijo. “El concordiense debería creer que es un poco más que una ciudad con turismo. Nosotros mismos deberíamos creérnosla”, indicó.
Además pidió a la gente que “los trapos sucios los laven adentro”. “Para afuera la ciudad es la mejor”, indico. “Para adentro tenemos que trabajar los puntos específicos que nos parecen importantes. Pero para afuera jamás decir ‘es feo’ o ‘anda mal’. Así no se vende una ciudad”, dijo.
De la misma forma, recalcó que la atención es diferente en otras ciudades. “Vos vas a Federacion y no sabés de un lugar, muy probable que un federaense se suba al auto y te diga ‘seguime que yo te llevo’. Toda la ciudad está, de alguna manera, predispuesta al turista”, indicó. Pero recalcó que es un trabajo de concientización que lleva tiempo.
El problema estriba en que el ciudadano concordiense promedio cree que solo los restaurantes o los hoteles se benefician de los turistas. Error. Lapiduz dijo que la divisa que dejan los turistas se reparte en la ciudad. “El hotelero compra ropa en Concordia, paga los impuestos. Es una rueda”, graficó.
Por otra parte, respecto de los horarios, el titular dijo que si la ciudad quiere adoptar ese perfil, el comercio tiene que trabajar de corrido hasta las 10 de la noche. De lo contrario, puede seguir trabajando en horario cortado como toda la vida. “En Federación un comercio de ropa abre a las 9 de la mañana y cierra a las 10 de la noche. Eso no quiere decir que los empleados tengan que ir y venir 40 veces en colectivo. Eso quiere decir que se trabaja con relevos, en los horarios fuertes con más empleados y en los otros horarios con menos. Pero siempre abiertos. No se puede permitir que un turista te pregunte a las tres de la tarde que hay para hacer y vos le digas: ‘nada’”.
Por otra parte, indicó que la falta de oferta gastronómica en la peatonal –una cuestión remarcada por el presidente del CCICS Adrián Lampazzi ayer- se debe a que han fracasado todas. Y la razón es sencilla: la peatonal solo funciona en horario de comercio. “Después muere”, dijo. Por ello, desde las 20 en adelante, el movimiento se traslada a la plaza 25 de Mayo y luego a la Costanera, donde se concentra el polo gastronómico de Concordia. No es algo que sucede solo acá. Lapiduz dijo que en Capital Federal ocurre lo mismo. “Todos los emprendimientos trabajan mucho de mañana, al mediodía y de tarde porque la ciudad trabaja de corrido. Pero a la noche muere”, dijo.
En cuanto a la situación de la ciudad en sí, dijo que tiene que estar linda y cuidada. #Eso ya dependen del sector público”, remarcó. “Nosotros como privados podemos embellecer los comercios pero si las calles están rotas…”, indicó. No obstante, indicó que Río de Janeiro es una de las ciudades turísticas más bellas del mundo aunque también tiene calles rotas y pozos. “¿Qué es lo que hacen? Generan un circuito turístico en la parte más bella. Está en la inteligencia nuestra trabajar para que la ciudad esté bien en todos los puntos pero, a la vez, generar circuitos en la mejor oferta que tenemos”, dijo.
Por ello, remarcó que la entrada de la ciudad, por GPS, es ruta 4. Pero es el peor acceso que tiene Concordia. “Porque no embellecemos de una buena vez ruta 4 y ponemos todos los carteles ahí”, dijo.
Por último, muchas veces la gente se queja de los precios de las comida, un tema que lo toca de cerca a Lapiduz, propietario de un restaurante céntrico. La respuesta fue que estaba en desacuerdo y que responde a una situación que se dio en otro momento. “Hoy Concordia tiene precios iguales o mejores que otras ciudades. Y tiene un abanico gastronómico mucho más grande que cualquier otra ciudad: hay 14 cuadras desde la plaza hasta la costanera con emprendimientos gastronómicos de todo tipo, índole u precio. Pero quedo de otra época ese pensamiento. ‘Che, en Concordia nos matan’”, dijo. Como ejemplo, dijo que un menú ejecutivo al mediodía en los restaurantes que rodean la plaza principal -que incluyen plato principal, postre y bebida- por $ 550. “Ese mismo menú en Paraná cuesta más de $ 600 en cualquier lado”, comparó. “El concordiense paga afuera lo que adentro nos parece caro sin tener en cuenta que acá hay cosas muy buenas ¿por que no pueden valer?”, dijo. La respuesta parece llevar de nuevo al razonamiento expuesto de entrada. El concordiense no ve a su ciudad como atractiva para los visitantes.