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Telesur y los intentos golpistas

Las características del plan descripto demuestran que la comunicación representa una pieza clave en las maniobras de desestabilización y destitución de los gobiernos democráticos no alineados con la superpotencia y que enfrentan a corporaciones nacionales y transnacionales.

La experiencia del golpe en Honduras contra el presidente constitucional Manuel Zelaya tuvo en la prensa un ariete fundamental, cuando contribuyó local e internacionalmente a difundir la versión falsa de que el mandatario se aprestaba a realizar un referéndum inconstitucional, cuando se trataba de una consulta no vinculante.

El presidente paraguayo Fernando Lugo también fue víctima de un golpe no convencional en el que los medios de la alta burguesía paraguaya tuvieron un papel central para desacreditarlo, después de que grupos armados causaron la matanza de Curuguaty. El asalto al poder fue consumado con la simulación de un “juicio” en el Congreso. Hoy esos mismos medios mantienen la tergiversación de los hechos, negándoles la característica de golpe de Estado.

En ambos casos, el papel de Telesur fue central para que la población de América Latina –al menos la que puede recibir sus transmisiones, eludiendo la censura, resistencias y trampas de las corporaciones dominantes- tuviera información alternativa a la de los medios golpistas y pudiera escuchar a representantes de los gobiernos legítimos atacados.

Los episodios del 30 de septiembre de 2010 en Ecuador explican, asimismo, por qué un grupo de golpistas venezolanos, según el gobierno de Caracas manipulados por intereses norteamericanos, pueden poner en la mira a la emisora televisiva regional. Aquel día se alzaron policías azuzados por versiones de los medios convencionales sobre una serie de afectaciones a sus derechos, lo que era falso. Telesur pudo mostrar los ejes de esa maniobra y dio al presidente Rafael Correa, asediado por el levantamiento, una conexión con el mundo que fue crucial para salvar al gobierno democrático.

Los ataques contra los gobiernos de Argentina y Brasil, armados desde la política, la economía y la justicia, tan reiterados en los últimos años y tan profundos en estos días –en los dos países hay sectores que trabajan intensamente para la salida anticipada del poder de ambas presidentas- solo son posibles con la participación incansable de las corporaciones mediáticas, que manipulan a audiencias esclavizadas e indefensas.

Todo esto explica el plan de ataque a Telesur, como explica también la hostilidad permanente de las minorías autoritarias y facciosas contra las leyes que democratizan la comunicación y buscan la pluralidad de voces.

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