Díaz Vélez explicó que la llegada de la misión europea no obedece a la detección de un cargamento concordiense presumiblemente infectado con cancrosis en el Puerto de Algeciras, España. “Está programada desde marzo, cuando el Comité de Bruselas dispuso el cese de la medida cautelar impuesta por España a fines de 2003 contra la fruta argentina”, resaltó.
De todos modos, con respecto a la citada interdicción practicada en España, el titular del CORESAC aclaró que “en principio fue un daño de piedra que se lo adjudicó a cancrosis”,
y subrayó que a la empresa exportadora en cuestión “no le dejaron ver el cargamento”. Díaz
Vélez tampoco cree que esta situación se traduzca en una auditoría de mayor rigurosidad que las anteriores.
Con relación al resultado en sí de la auditoría, Díaz Vélez no ocultó su optimismo y señalo que “en Entre Ríos venimos haciendo las cosas bien y no tendremos ningún problema en sobrellevarla”, al tiempo que negó que la citricultura tucumana esté mejor preparada para afrontar la cuestión de la trazabilidad y las exigencias sanitarias más duras, como lo había manifestado en declaraciones recientes el secretario de la Asociación Tucumana de Citricultores, Roberto Sánchez Loria.
No obstante, Díaz Vélez reconoció que en los últimos días han aumentado la ansiedad y el temor entre los productores y titulares de empaques, pero resaltó que “desde el CORESAC intentamos transmitir tranquilidad en todo momento”, y a renglón seguido aconsejó “presentar ante los inspectores las cosas como se han realizado y explicar la forma en que se ha venido trabajando, pero sin miedo porque todo va a resultar bien”, concluyó.