El mal humor de los fumadores circula por las redes sociales y es usado como carne de cañón en otra batalla más en la guerra entre “la salud o la economía”. Otra vez los intereses de un sector que gana millones vendiendo la droga legal de venta libre más nociva y adictiva contra las recomendaciones médicas, la salud de sus clientes y las decisiones de Estado pensadas en pos del bien común.
A finales de marzo, cuando la pandemia mundial de coronavirus había sido apenas declarada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió a fumadores y consumidores de tabaco en sus distintas variantes que era probable que fueran más vulnerables al Covid-19 ya que el acto de fumar implica que los dedos, y en consecuencia, los cigarrillos, estén en contacto con los labios-boca, lo que aumenta la posibilidad de transmisión del virus si existe contaminación en la mano. La OMS planteó que los fumadores también pueden tener una enfermedad pulmonar o una capacidad pulmonar reducida, lo que aumentaría en gran medida el riesgo de enfermedades graves. En este sentido, señaló que las condiciones que aumentan las necesidades de oxígeno o reducen la capacidad del cuerpo para usarlo adecuadamente pondrán a los pacientes en mayor riesgo de enfermedades pulmonares graves, como la neumonía.
Estudios científicos posteriores también estimaron que el humo del tabaco podría transportar el virus Covid-19 y afectar a fumadores pasivos
Después de aquellas advertencias de parte de la OMS nada varió. Tampoco hubo novedades que las pusieran en tela de juicio, pero hoy cuando la escases del producto y la impaciencia de la industria tabacalera se hace ostensible, empezaron a correr las noticias falsas y e informes en algunos medios sobre el “desastre económico” que la falta de cigarrillos podría generar.