DIARIOJUNIO entrevistó a Susana Moreyra, madre del cabo primero de Intendencia, Jorge David Arias Moreyra, quien falleciera la noche del 12 de diciembre de año pasado a causa de dos tiros de fusil FAL en circunstancias sospechosas. La mujer se mostró antes que nada sorprendida por el grado de certeza de la investigación de este medio y dijo: “Yo sé todo. Yo tenía un contacto fluido con él. Me contaba todo. Acá no hay papá. Éramos los dos solos. Él era suboficial de la escuela Sargento Cabral. El venía de una carrera en Buenos Aires con grandes honores, un chico muy querido… y me devolvieron un cadáver.”
La noche del 12 de diciembre, el día de su deceso, Arias sostuvo una conversación telefónica con su madre minutos antes de emprender la última recorrida de su última guardia. Al ser consultada por el tenor del último diálogo entre ambos, Susana Moreyra contó que “fue una conversación de lo más bien. Hablamos más de 20 minutos. Él estaba contento. Me decía que salía el 30 (de diciembre) de vacaciones. El 18 de enero cumplía 22 años. De bajón no había nada, excepto esos aprietes cotidianos que sufría, que yo sabía porque me contaba y que están muy bien expuestos en la nota que hicieron ustedes en el diario. Pero, más allá de eso, era un chico con alegría, con proyectos. Estaba planeando sus vacaciones para enero y pensaba juntarse con la que era su novia. Los dos pensaban seguir carreras universitarias. Él quería especializarse en Logística. No era el perfil de un suicida. Él era capricorniano. Era un chico muy correcto. Teníamos una vida muy linda los dos. Cuando tenía un problema siempre me contaba.”
Chats del Cabo Jorge Arias a su madre durante la tarde previa a la noche de su muerte
Susana Moreyra profesa desde hace 42 años la religión afro umbandista. Es iyalorixa (es el término usado para llamar a las sacerdotisas) y dice tener muchos hermanos de fe por todos lados de Argentina, México, Uruguay y Brasil. Eso ha sido motivo para que algunos, dentro del regimiento, intenten endilgarle cierta responsabilidad en el supuesto suicidio de su hijo Jorge. Además, se ha rumoreado también que ella le exigía ayuda económica y tenía una actitud de madre sobreprotectora.
“Nosotros somos una familia de buen pasar. Yo fui muchos años proveedora del Estado para la policía en Paso de los Libres. Tuve dos restorán y le daba de comer a la población carcelaria. Fui muy previsora en mi economía. Y hace un tiempo estoy jubilada. Lo otro es un culto religioso en el que creo, nada más. Jamás trabajé de eso y jamás le tuve que pedir plata a mi hijo. Además, él tenía un sueldo magro. Me quisieron echar culpas a mí, lo sé. La verdad es que a él no le alcanzaba el dinero y yo tenía que ayudarlo. Le sacaban plata del sueldo para manutención de su hija. Yo siempre lo ayudaba, le giraba plata por Pago Fácil desde acá para pasajes o para lo que necesitara. Yo fui mamá y papá toda la vida.”
Respecto a la muerte de su hijo, Susana Moreyra asegura que se trató de un crimen y dijo que “todo esto empieza después de los robos del 10 de agosto. Jorge ese día estaba de guardia en el puesto 1. Dieron la orden que abra y deje pasar. Resulta ser que este José Carlos Ferreyra (un actual capitán a quién los testigos que hablaron con DIARIOJUNIO sindican como el principal hostigador del cabo Arias) liberó todo para sacar mercadería para él y para otros más. Ahí fue cuando se destapó la olla. Uno de los soldados que fue echado quedó re caliente y fue a una radio a denunciar. Contó algunas cosas y dijo que si él hablaba más no quedaba nadie porque sabía muchas cosas. Después, cuando vino la indagatoria, Jorge quedó libre de todo. Ningún tipo de problemas. Jorge me decía, me tienen re podrido, mamá. Este Ferreyra lo apuraba y le dijo a otro sargento: a este correntinito tenémelo cagando. Hacelo bailar y que coma al costado de la mesa. Y, si se hace el pesado, apretalo. Y vos vas a ascender si yo quiero, le dijo a Jorge. Entonces Jorge me contó que le tiró un llavero en el pecho y le dijo: yo seré correntino, pero no soy ningún ladrón de mierda. Ahí empezó la guerra contra él: le sumaban guardia tras guardia. Cada vez que quería venir a casa le metían guardia.”
Al ser consultada respecto a la hipótesis por la que sostiene que su hijo fue víctima de un crimen, Susana explica que “a Jorge lo mataron porque sabía mucho. A él lo hacían falsificar boletas. Lo dejaban noches enteras trabajando para arreglar los desfasajes. Dos meses antes de su muerte le dieron comida en mal estado y quedó como un monstruo. Me mandó una foto con toda su cara hinchada. Otro día llorando me dijo que tenía hasta miedo de comer porque no sabía lo que le podían dar. Recurría a un soldadito amigo de él que estaba en la cocina para que le consiguera comida. Vivía a fideo hervido. Yo, a esta altura y viendo todo lo que pasó, creo que lo quisieron envenenar aquella vez.”
Siguiendo con la noche en que muere Arias, Susana tiene más preguntas que certezas: “Otra cosa llamativa es que a él siempre le tocaba el puesto 1 en las guardias. Vaya casualidad que justo el día de su muerte le tocó el puesto 4. Al fondo del regimiento. Yo íntimamente sé que fue un asesinato, una emboscada. Él iba caminando solo por una zona de mucha arboleda, un lugar muy oscuro y tenía la maldita costumbre de usar auriculares. Él, ese día, estaba re contento. Había jugado a las cartas con los chicos durante la tarde. Hablamos y me dijo: mami, mañana tipo ocho y media o nueve termino la guardia, llámame y te cuento cómo me fue. Tengo muchos elementos para pensar así y, llegado el momento, los daremos a conocer. La abogada querellante y las fiscales de Concepción del Uruguay están trabajando muy bien y yo voy a hacer lo posible para que todo se compruebe en la Justicia y los culpables paguen.”
Susana tampoco cree que su hijo haya muerto por dos tiros de fusil FAL: “Vos nunca te podés pegar dos tiros de FAL. Además mi hijo era zurdo y el proyectil que tiene era de derecha a izquierda. Tampoco creo que las balas que entraron a su cuerpo sean de un fusil FAL. Cuanado lo ví, la cara de él estaba perfecta y la boca pegada con la gotita. Tenía apenas un raspón en la frente y un puntito debajo de la mandíbula. Con dos tiros de FAL su rostro no podía haber quedado así.”
Hay un suceso que habría tenido lugar durante el velorio del cabo Arias, que está relatado en la denuncia hecha en diciembre del año pasado por la querella, y que Susana reafirmó a DIARIOJUNIO: “En el velorio se me acerca un militar uniformado que me agarra de las dos manos, un hombre bajito, me lleva a un rincón y me dice: Susana haga justicia, a su hijo lo mataron. Yo estoy indignado con esto, pero no puedo hablar porque me están vigilando y corre riesgo mi familia y mi vida, pero haga justicia, a su hijo lo mataron. Imagínate que quedé pasmada.”
Uno de los mayores enojos de la madre del cabo Jorge Arias está dirigido hacia la fiscal concordiense María José Fonseca, quien fue la que ofició durante la noche del suceso: “La fiscal Fonseca hizo todo mal. Una investigación vergonzosa. Ella es la culpable de toda esta impunidad. Voy a pedir a la Cámara General que le saquen el título porque hizo todo mal el procedimiento. En vez de dar aviso a Prefectura o Gendarmería se presentó con la policía de la provincia. Se trataba de un caso de jurisdicción federal. No cercó el perímetro de la manera correspondiente. No pidió las armas de todos los que estaban de guardia para peritarlas, no pidió pruebas de dermotest para todos los que estaban en el regimiento esa noche, no verificó si la numeración del rifle que le encontraron a mi hijo coincidía con el libro de registro de armas y si la firma era la de él en el cuaderno. Además, llegó recién a las tres de la mañana, miró dos minutos la escena, dijo: Ah, se suicidó y se mandó a mudar. Al forense le llevaron el cuerpo recién a las 10 de la mañana. Y en el certificado de defunción de mi hijo no dice Suicidio, dice Accidente de Arma. Entonces, ¿de dónde sacó ella que fue un suicidio? Para mí la Fiscal es cómplice de encubrimiento.”
El día de la graduación de Arias en la Escuela de Subfoficiales Sargento Cabral