Es de destacar también que tanto el grano como la harina siguieron en los últimos cuatro años un camino opuesto –descendente– al de los precios finales de un producto sensible de la canasta familiar y el costo de vida que el Gobierno quiere mantener a raya.
En ese lapso, el pan subió 38 centavos en tanto que el trigo y la harina cayeron 35 centavos.
El trabajo destaca que la industria molinera está pagando $ 368 por tonelada de trigo, pero por los valores internacionales actuales no tendría inconvenientes en desembolsar $ 450. Esa cifra traería alivio para los productores, que se sienten los principales perjudicados por la intervención en el mercado triguero, a través de la fijación de precios FOB u$s 20 por encima del valor en puerto y por las presiones para que la industria no compre por encima de $ 370, siempre con la sombra de un posible cierre de la exportación.
Los productores remarcaron que el Gobierno no puede dejar de lado la baja incidencia del valor del trigo en el precio del pan. «Existen factores que justificarían un alza en el precio de este producto indispensable de la canasta familiar (el pan), pero son totalmente ajenos al cereal», recalcó el trabajo.
Tras puntualizar que la oferta total de trigo en la campaña 06/07 llegaría a los 15 millones de toneladas, es decir 1,5 millón por encima de la anterior, que el saldo exportable se ubicaría en torno a las 9 millones de toneladas y que, por consiguiente, el mercado interno se encuentra sobreabastecido, la Rural insistió con que se atienda de manera urgente la situación de los productores, que hoy reciben por su trigo u$s 22 menos que lo que paga el mundo.