Subió la carne, bajaron las ventas

Un carnicero que atiende en un local ubicado por calle Vélez Sarfield indicó que en noviembre fue el mes que “más subió la carne”, en diciembre se estabilizó y en enero bajó $ 1 por kilo la carne de gancho a las carnicerías. “Antes del cambio de gobierno se prepararon todos los abastecedores con la suba”, dijo. La baja se debió a que se notó la “frenada en las ventas”.

Consultado sobre los porcentajes, estimó que se vende un 50 % menos. Si bien estimó que depende de donde esté ubicado el comercio, igualmente dedujo que afecta a todos por igual. “Se siente mucho”, dijo. En ese sentido, dijo que la gente pedía un kilo y le pesaban 1,100 kg y lo llevaban igual. “Hoy te piden 1 kilos o tres cuartos kilo o ‘dame $ 30 de chuleta’ o ‘dame $ 30 de picada’ cuando antes te pedían un  kilo de picada. Te piden de acuerdo a lo que tienen en la mano”, acotó. La clientela hace comidas rendidoras. “Se llevan una chuleta, la trozás toda y hacen un guisito. En todos los platos vas a encontrar un pedacito de carne”, indicó.

No obstante, acotó que lo mismo sucedió en todos los rubros. “La carne afecta porque el argentino consume los siete días de la semana.  Vos compras todos los días un kilo de carne, un puchero, una chuleta o un asado y lo sentís más en el bolsillo a fin de mes. Lo otro sube pero como  no comprás todos los días. Por ejemplo, una lechuga o un tomate no comprás los siete días de la semana”, expresó.

Otro carnicero que tiene su comercio en calle 25 de Mayo indicó que un kilo de pulpa, vacío o costilla oscila entre $ 108 y 116.  “Se vende igual. Está tranquila la cosa porque hay mucha gente de vacaciones. Todo el mundo se ha ido de vacaciones”, dijo.

No obstante, luego acotó que “hay gente que viene y compra aunque no es lo mismo. Antes venía y compraba por las dudas, ahora no te compran más por las dudas. Calculan bien. Compran lo justo y necesario”.

Además el propietario de la carnicería dijo que a veces se comparan los precios con los que se ofrecen en el  Mercado Central  y aclaró que hay tres categorías de media res.  Por un lado, la vaca, que “tiene nueve o diez crías y la engordan porque cada vez que tiene cría y amamanta queda flaca y la carne es dura. La meten en una pradera, la engordan con granos para matarla porque ya no puede dar más de comer a los terneros”. “Esa es barata”, acotó.

Luego viene el novillo de 500 o 600 kilos en pie que es supuestamente más barato pero no se vende mucho acá la pulpa porque va todo a exportación. Y finalmente la de ternero que es la mejor.  “Hasta de 300 kilos que el gobierno anterior dijo que menos de eso no se puede faenar es la más cara”, indicó.

En el Mercado Central ofrecen “vaca” o algún “toro” viejo o que ya no sirve para reproducir. “Toda esa carne que es grandísima y dura, la pican y va a la hamburguesa, a la picada. No es mala carne pero la preparan, algunos le agregan harina de soja, y la venden baratísima. Y eso la gente no sabe”, dijo. Aunque también sostuvo que hay clientes que saben distinguir la calidad de los cortes, elige lo mejor y “no te compra otra cosa”.

El carnicero dijo que creía que la hacienda debe bajar ya que el kilo vivo en pie en Liniers vale $ 26, casi US$ 2. “Nunca estuvo a US$ 2. Siempre estuvo en US$ 1,20 o 1,50”, indicó.

De la misma forma, manifestó que un novillo de 400 kilos, cuando llega al frigorífico se pueden sacar 220 kilos. “Por supuesto lo que te costó $ 25 pasa a costar $ 50”, dijo.  Luego viene la faena en el frigorífico y el flete. El abastecedor entrega la media res a la carnicería a $ 60 o $ 70 el kilo promedio del cual se debe extraer la grasa, el cebo y el hueso. “Ahí se pierde un 15 o 20 % más”, acotó. Por lo tanto, el costo sube a más de $ 80 el kilo en promedio. Lo que pierde el carnicero con un kilo de caracú que cuesta $ 60 ($ 20 menos que el promedio) lo debe recuperar cuando vende el lomo y la pulpa.

El responsable de otro negocio del ramo ubicado por calle Laprida, dijo que la baja en las ventas en carnicerías y comercio en general -exceptuando a las verdulerías porque es la época de las frutas- es una cuestión de índole estacional. “Yo hace 17 años que estoy y en enero, febrero y marzo pasa lo mismo siempre. No influye la suba o la bajada de carne en el mostrador”, señaló. “En enero se van de vacaciones. En marzo empiezan las escuelas. Entonces toda la gente se pone a comprar libros, cuadernos y come menos. Es normal, si tenés un sueldo, dejar de comer un poco para comprar un libro o un cuaderno que le falta a tu gurí”, argumentó.

De todas formas, admitió que la gente se queja de los precios pero, remarcó también, que compra. “Yo no perdí clientes”, dijo. Y aclaró que no cambia la calidad de los productos que ofrece. “Hay carnicerías que te trabajan un novillo liviano como ternero y te dicen que no subió pero te venden un novillo”, indicó. El ejemplo lo graficó tomando en cuenta el peso de una manta, “El asado de ternera  cuesta $ 135 pero la manta tiene 6 kilos. Vas a otra carnicería y te dicen que vale $ 100 el kilo y le preguntás cuanto pesa la manta y te dicen 9 kilos: eso es un novillo y no es la misma calidad”, acotó.

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