Costa indicó que el problema son la cantidad de armas que “andan dando vueltas” y la facilidad con que se adquieren en el mercado negro. Al respecto, el 26 de octubre pasado, el director de Prevención y Seguridad Ciudadana de la Municipalidad, Diego Passarello, en declaraciones radiales, sostuvo que esa semana se habían entregado voluntariamente a una delegación del Anmac (Agencia Nacional de Materiales Controlados) ex Renar -que estuvo en Concordia con el programa de Entrega Voluntaria de Armas- 50 armas de fuego, entre ellas calibre 9 mm, 38 y muchas pistolas 22, y 600 cartuchos de armas calibre 22, 32, 38 y 9 mm. Todas las armas estaban operativas, quiere decir que no estaban en desuso. Si bien no tiene los registros comparativos para saber si se entregaron más o menos que la última vez que estuvo el programa en Concordia, el director confesó que le hubiera gustado que fueran muchas más. No obstante, dijo que medio centenar de armas no es poco analizando el tipo de calibre que tenían.
Pero las armas blancas muchas veces también son utilizadas para herir y, a veces, quitar la vida. El jefe de fiscales recordó que hace poco se llevó a cabo el juicio por un caso de Los Charrúas ocurrido en marzo pasado. El 6 de diciembre pasado, la Sala N°1 de la Cámara Penal, condenó a 21 años de prisión a Héctor Colichelli encontrado culpable de dar muerte de una puñalada a Guillermo Arce. El deceso fue el lamentable saldo de una pelea en la vía pública, en las afueras de un pub.
Paradójicamente en Los Charrúas sucedió un caso similar seis meses después, a la salida de un bar. Un hombre de 37 años murió en la tarde del domingo 1º de septiembre en el hospital Masvernat de Concordia, luego de que fuera agredido a puñaladas en un bar. Allí hubo una discusión y tras los agravios, se registraron disturbios que determinó el traslado al hospital de Miguel Ángel Ocampo de 37 años quien perdió la vida luego.
Costa recordó también el caso de Esteban Casella, quien fue hallado tirado en el suelo, en calles General Espejo y Rivadavia, frente a un supermercado propiedad de ciudadanos asiáticos, cerca de las 22 horas del pasado domingo 14 de abril. Presentaba heridas de arma blanca en pecho y zona de la ingle. Llegó al hospital, pero a raíz de las graves lesiones que presentaba, falleció tiempo después. La Sala Penal dictó 13 años y 12 años de prisión para los dos imputados por ese caso: José Maximiliano Céspedes, de 35 años, y Alejandro Céspedes, de 21, hermanos, respectivamente.
Otro caso fue el de Fabián Miño, asesinado en febrero pasado al recibir una profunda herida punzante en el pecho. El 28 de noviembre pasado, la Sala N°1 de la Cámara Penal de los Tribunales de Concordia, se dio lectura del veredicto en la causa por el homicidio de Fabián Miño, ocurrido en la madrugada del domingo 3 de febrero en la ciudad. Por ese hecho fueron condenados Rubén Franco, a 12 años de prisión, y Andrés Franco, a ocho años, en tanto que el padre de ambos, Clemente Franco, fue absuelto.
El otro factor que incide es el consumo de estupefacientes. “En la mayoría de estos homicidios está atravesado por el tema droga”, recalcó. Muchas veces, cuando hay ajuste de cuentas entre bandas, o problemas familiares que se saldan de la peor forma, el fantasma de la droga anda dando vueltas entre los contendientes.
Robo y homicidio
“Homicidios en ocasión de robo este año hubo el de Costen, el de la maestra por el lavarropas y el caso de Osvaldo Magnasco”, señaló Costa. “El año pasado no había habido ninguno”, acotó. La droga también tiene incidencia en este tipo de casos. “En estos casos de robo por lo general el autor está bastante pasado”, dijo el jefe de fiscales.
“Mañana es la audiencia de remisión a juicio por el caso de Costen”, dijo Costa. Hay dos personas detenidas en la Unidad Penal 3 por el caso Costen. Se trata de la mujer que salió a festejar, el 20 de julio último, el Día del Amigo. Cuando retornaba a su casa de noche, junto a una amiga, cerca de la zona del Club Hípico de Concordia fue asaltada por dos personas a bordo de una moto. Mariela Costen tenía 0 y se los dio, pero decidió mirar a los asaltantes a pesar de que le habían dicho que no lo haga. Le dispararon en la cara. A los pocos días, murió.
El segundo caso fue el de Lilian Noemí Godoy, de 46 años, quien en agosto pasado llamó a un técnico porque no le funcionaba el lavarropas. Un hombre que acudió al llamado la mató a palazos y puñaladas en su casa e hirió gravemente a su hija de 4 años. Por este hecho está detenido una persona identificada como Alcides Soto de 25 años.
El tercer caso es el de un vecino del barrio Osvaldo Magnasco. José María Piana, de 46 años, fue encontrado muerto en el patio de su vivienda en septiembre pasado. El cuerpo fue hallado con las manos atadas. Además, presentaba cortes en el cuello, pecho y en el lateral derecho y pequeños tajos en brazos y muñecas que podrían indicar que la víctima intentó defenderse. La primera hipótesis que surgió del hecho es el crimen ocurrió en ocasión de robo. Luego fueron detenidas cuatro personas por el hecho.
Y el cuarto caso ocurrió el 18 de octubre. Una vecina de la zona Sur, de 71 años, identificada como Elsa Reina, que vivía en calle San Luis al 120, fue encontrada por familiares en su cama con heridas cortantes en el cuello y rostro que provocaron su deceso, según testimonios de vecinos. El homicidio se habría producido como resultado de un intento de robo en la vivienda dado que en un terreno lindero al fondo de la casa se hallaron dos garrafas, un secarropas y dos pares de zapatillas. Un joven fue detenido por este caso.
