Diariojunio- ¿Qué valoración hace de del interrogatorio al que fue sometido?
Enrique Stola- “Fue una audiencia tranquila, respetuosa, teniendo en cuenta otras en las que he participado, en la medida en que fui hablando y explicando y me hacían preguntas, me fue quedando cada vez más claro el nivel de injusticia que está padeciendo esta mujer. Yo lo declaré y lo ratifico ahora; (Andrea Zapata) está presa por haber sobrevivido. Si hubiese estado muerta, se estaría hablando de ella como una víctima más, pero tuvo entre comillas la desgracia de haber sobrevivido y la han metido presa, por prejuicio, por discriminación machista y por maltrato judicial. Porque supongamos que el fiscal tenía la obligación de acusar, pero el fiscal podría haber evaluado también la historia y el contexto, y el juez de garantías (Alberto Funes Palacios) podría haberse bajado del caballo e ir a la comisaría donde estaba presa, tener una; dos, tres entrevistas y darse cuenta lo que estaba pasando, que no se iba a fugar y dejar que llegara en libertad al juicio”
-Stola sigue sorprendido y refuerza- “Resulta que ella, victima que sobrevivió, llega presa al juicio; pero los diferentes operadores del Estado de Entre Ríos, que han tenido responsabilidad de que se produjera el contexto y el texto para que esto pudiera ocurrir, ninguno de ellos llegó acusado, ni tengo información de que se haya iniciado siquiera un expediente y hablo desde otros funcionarios judiciales hasta funcionarios del poder ejecutivo, como el caso del Copnaf. Entonces me parece que queda más patente que la injusticia es terrible; esto de que se la condene por haber sobrevivido. Tiene el dolor de la muerte de sus hijos y encima, sospechada de no haberlos defendido; ¡por favor! imposibilitada total estaba de defenderlos, no podía, sin embargo se la castiga por eso. Le están exigiendo a ella, a una jovencita marginada, que tenga un nivel de conducta ético, que los funcionarios que deberían haber actuado para evitar esto no tuvieron”
DJ- Por momentos parecía que la fiscalía lejos de interrogar a un testigo estaba defendiéndose, ¿usted lo notó así?
Stola- “Si, sobre todo cuando dije que Concordia, como todo el país era una sociedad, prejuiciosa, racista, machista, y que por eso estaba presa esta joven. Creo que lo que intentó hacer el fiscal (Castillo) en un principio, fue tratar de demostrar que yo había hecho un juicio ligero, suponiendo que yo no conocía Concordia, pero cuando amplié mi respuesta y le mostré que conocía Concordia desde hace muchísimos años y que conozco muy bien el entramado social de Concordia, ahí se quedó sin fundamentos, pero creo que fue una pregunta conservadora y corporativa; porque en toda mi exposición yo marque el machismo judicial y el maltrato funcional hacia Andrea”
DJ- También lo acusaron profesional y hasta moralmente
Stola-“La fiscalía intentó descalificarme, utilizando las fantasías y todas las acusaciones armadas por la gente que apoyó al cura Grassi, pero esas son mentiras que se caen rápidamente y con la simple aclaración no pudieron sostenerse. El fiscal trató de descalificarme como psiquiatra sin meterse en la argumentación, porque después de fracasar en ese intento no se metió para nada con la documentación que yo había sostenido”
-Stola, sonríe, y dispara- “Es que es tan débil la posición esta de acusarla a Andrea… es muy fuerte el poder que tiene, por eso está presa, pero es muy débil el motivo, entonces una argumentación que tiene que ver con los conocimientos actuales desde el campo de la neuro-biología destruye las nociones prejuiciosas que hicieron que ésta sobreviviente de violencia de género esté hoy detenida”
En su informe, Stola había ido más allá, y dijo que Andrea era, morocha, pobre y analfabeta, solo faltaba que fuera judía para encarnar en su persona el enemigo ideal de esta sociedad Racista, Machista y Hipócrita.
Al parecer, Castillo se sintió afectado por las palabras del profesional y ensayó una defensa de la moral concordiense al intentar descalificar la descripción hecha por el profesional señalando que el mismo no residía en la ciudad.
Un rol verdaderamente patético, cuando se habla de dos muertes aberrantes, y una lista de funcionarios estatales que hicieron la vista gorda mientras esta mujer pedía ayuda, situación que debió al menos merecer acusaciones de ese ministerio publico por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Apretada a la vieja usanza
En la audiencia de esta mañana, cuando declaraba la testigo Melina Quevedo, psicóloga que prestaba servicios de asistente terapéutico en el Hospital Masvernat y se entrevistó con zapata en ese nosocomio, el público presente pudo observar un desempeño poco feliz del jefe de Fiscales Jorge Suñer, quien interrogó incisivamente a la testigo, que estaba visiblemente nerviosa; un artilugio comúnmente utilizado para medir el grado de seguridad que el testigo tiene en su testimonio. En esa inteligencia, la pregunta de Suñer a la testigo comenzó con la siguiente frase: “Y dígame, esa pseudo-violencia familiar a la que usted hacer referencia…” (por la situación denunciada por Zapata a la Psicóloga). El dato define claramente la postura del fiscal, que tal como lo señalara Stola el día anterior, tiene una vara para medir la violencia contra los menores, y otra para medir la violencia contra la mujer. (A las pruebas me remito, por aquello de machismo y maltrato judicial)
En efecto, las dos o tres preguntas de Suñer lograron poner nerviosa a la testigo pero no tanto por el contenido de las mismas sino por el tono de voz ejercido por el funcionario, que curiosamente no se condice con la actitud que el mismo fiscal tomó cuando entrevistó al psiquiatra Enrique Stola.
Vale aclarar de todas formas, que pese al nerviosismo, la testigo mantuvo un relato coherente y lineal, en el que narró que Andrea Zapata era vigilada por una menor y que la profesional se las ingenió para lograr generar las condiciones de confianza en las que Zapata le contó de a poco y con mucho temor la situación de violencia que vivía en casa de Álvarez.
Los fiscales, parecen haber computado para sí, como una victoria, que la psicóloga reconociera que Andrea no le contó que tenía un hijo enterrado bajo la casa.
Pasando por alto toda la prueba que certifica el grado de indefensión y sometimiento de la mujer, víctima de violencia domestica y torturas, la fiscalía parece no retroceder un solo paso en su acusación original; y sus razones tienen para no hacerlo… Ya que si en efecto el tribunal determina la inocencia de Zapata, serán los fiscales culpables de haber privado de la libertad durante año y medio a una persona inocente y además víctima de un hecho atroz e irreparable.