Sospechas contra el STJ por ignorar que Ilarregui efectuó un descargo y que Salduna, Presidente de la Sala pidió posponer el tratamiento

EL CASO ILARREGUI
Los rumores que circulan en los Tribunales de Concordia y en el foro local, dan cuenta de fuertes sospechas sobre las razones de algunos miembros del Superior Tribunal de Justicia para sacar del medio a la ahora ex jueza de trabajo, Karina Ilarregui por “morosidad judicial”.

Aunque en el informe elevado por la Sala Laboral al STJ se dice “en el caso del Juzgado Nº 2, a cargo, interinamente, de la Dra. Karina Ilarregui se constató expedientes sin dictar sentencia que databan de los meses de marzo, setiembre y octubre de 2010, además de demoras largas e injustificadas en el trámite de las mismas”, el mismo Salduna y por el caso de ella (no por el de Quevedo), solicitó una postergación de la medida que derivó en el “cese como magistrados” de ambos.

Salduna pidió tal postergación en virtud que Ilarregui (no así Quevedo), presentó un descargo con fecha 4 de octubre en el que expone sus razones. En ese escrito al que accedió DIARIOJUNIO y entre otras cosas, Ilarregui cuenta que cumplió “con las pautas fijadas por la Sala del Trabajo”, señalando que desde agosto (o sea, inmediatamente después de las inspecciones) al pasado 4 de octubre, dictó 30 sentencias.

Asegura además que en el período (2008/12) que revistó como jueza de ese juzgado se incrementaron las causas ; que desde su asunción hubieron cambios en el personal de su juzgado que debió ser suplantado, lo cual “afectó el normal desenvolvimiento”. En este punto ofrece como ejemplo que durante ese período se desempeñaron como Secretarios tres (3) personas distintas.

Por último en ese escrito de varias carillas plantea que, además de todos los inconvenientes expuestos, ingresaron a su juzgado expedientes del juzgado Nº 4 por Excusación, Recusación y por Nulidad de Sentencias, entre otras causas.

Quien se asegura fue el más interesado en no posponer la expulsión, es el Vocal Germán Carlomagno aunque el que habría pedido tratar el tema sin más en la Acordada, habría sido el Vocal Carlos Chiara Díaz, luego que Leonor Pañeda planteara la preocupación de Salduna que no estuvo presente en el momento de la votación debido a que se encontraba de de viaje en Mendoza para asistir al Encuentro Nacional de Jueces.

El punto aquí es que, en el ínterin se tomó conocimiento del estado de las actuaciones en el Consejo de la Magistratura tendiente a cubrir como titulares cargos vacantes. De hecho, este diario tiene una copia de la planilla del Consejo de la Magistratura en la que aparece la lista de concursantes y los puntajes de cada uno.

De acuerdo a la misma, el primero en puntaje es Andrés Manuel Marfil con 26,50 puntos por antecedentes y 38 por oposición lo que sumados representan un total de 64,50 ; lo sigue en la grilla Carlos Humberto Vianco con 31,45 y 32 respectivamente, haciendo un total de 63,45 puntos ; luego viene Guillermo Bonabotta con 27,35 y 35, o sea un total de 62,35 puntos.

En cuarto lugar aparece Karina Ilarregui con 21,85 y 33 lo cual suma un total de 54,85. Si Ilarregui quedara fuera de juego, quien la sigue en la lista de aspirantes -concursantes es Laura Mariana Soage cuyo puntaje es de 11,21 y 39, haciendo un total de 50,21 ; sexto figura Ricardo Larroca con 21,34 y 28 que, sumados dan 49,24.

Lo que resta luego de la calificación por oposición y antecedentes, es la entrevista pública, de modo que la pregunta es, que pasaría sí, con todos estos datos a disposición de la opinión pública, la mencionada Ilarregui se presentara a esa audiencia en defensa de lo que evidentemente entiende como un lugar ganado.
Final abierto.

EL CASO QUEVEDO
En un mail enviado al autor de esta nota por uno de los 9 supremos, se asegura textualmente “en cuanto al Juzgado Nº 3, a cargo -interinamente- de Julián Quevedo se constataba la existencia de expedientes sin dictar sentencia, con fecha de vencimiento en mayo de 2010, es decir, más de dos años de retardo. De acuerdo a las estadísticas, en febrero de 2012, no se dictó en ese Juzgado ninguna sentencia, en los meses de marzo, abril y mayo, se dictaron 4,4 y 2 sentencias respectivamente. En los expedientes que se inspeccionaron se constató que se les había puesto fecha de despacho el 11/7/12, es decir el día anterior a la inspección, siendo que su atraso venía arrastrándose de varios meses atrás. Al igual que en el otro Juzgado, se detectaron anomalías y dilaciones innecesarias en el trámite de los expedientes”.

NUEVAS Y VIEJAS AVIVADAS…
Contada la “avivadita” de la fecha, el lector recordará que, hace poco más de un año este mismo diario informó que el nombre de Quevedo, de su esposa y varios de sus parientes políticos (hijas y familiares de un militar, Ortiz, que integraba con alto rango las FF.AA. durante la dictadura militar), aparecían en varias páginas digitales en apoyo de dictadores asesinos condenados o a punto de serlo por la justicia argentina.

La importancia de la información era más que obvia, el máximo tribunal de justicia de Entre Ríos, nombraba juez (interino) a una persona que, al googlearla, saltaban esos datos como únicos antecedentes.

La respuesta de Quevedo fue negar todo, acusar de los peores delitos al autor de esta nota y exigir judicialmente a este diario, a Google ; a Yahoo, etc, a que muestren su firma de puño y letra.

En la era de internet, donde para aparecer apoyando algún escrito solo se solicita el consentimiento verbal (más aún si la persona vive en otro lado), Quevedo pretendía que le mostremos donde estaba su firma, de lo contrario éramos unos mentirosos difamadores y calumniadores que nos habíamos complotado (Google, Yahoo, Junio y las páginas que apoyaban asesinos, etc), todos contra él para perjudicarlo.

La cuestión es más que clara o los buscadores mencionados, este diario y las páginas defensoras de asesinos, habíamos inventado todo eso para perjudicarlo a él (aunque no se sepa porque extraño designio) o, simplemente, él no se hacía cargo de sus actos. Sobre este punto central deberá resolver la jueza Federal de C. del Uruguay.

En la demanda contra el autor de esta nota llega a decir que, aunque no pretende tanto “ya los antiguos consideraban a la maledicencia (calumnia) un delito tan grave que merecía la pena de muerte”. Prefiero no ahondar en detalles respecto de quien acompañaba con su firma esa lacerante afirmación.

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