El 16 de agosto pasado, la resolución de la Secretaría de Energía se puso en vigencia de manera obligatoria para la venta de gasoil y el 31 de agosto para las naftas. Carlos Sarachú, propietario de la estación de servicio “Schell” que vende a precios libres, expresó que la resolución lo obligaba a tener cinco surtidores diferenciales para tres tipos de nafta y dos tipos de gasoil diferentes. “Había que inutilizar cinco surtidores. Digo inutilizar porque aquella placa extranjera que va a ver que tiene que cargar al doble o al triple del precio que usted tiene para todos no va a cargar directamente”, sostuvo. La estación “Sarachú” tiene tres islas de surtidores. “Prácticamente inutilizábamos una isla y media para cumplir con esto”. Esto significaba “inutilizar” un 25 o 30 % de la capacidad de la estación.
Sarachú, de manera conjunta con otros estacioneros se presentaron mediante la Cámara de Expendedores de Combustibles del río Uruguay ante la Justicia Federal de Concepción de Uruguay para pedir una medida cautelar. “El juez la convalidó y nos permitió tener este recurso de amparo. Por eso nosotros seguimos teniendo el mismo precio para todo el mundo”, explicó.
Aunque la resolución expresa en sus considerandos que no se “conculca el derecho de igualdad consagrado por el artículo 16 de la Constitución Nacional pues el reconocimiento constitucional de dicha garantía no obsta a que el legislador, y, en su caso, la reglamentación pertinente, contemple en forma distinta situaciones que considere diferentes”, el propietario de la estación consideró que se trata de: “una violación lisa y llana de los derechos constitucionales que tenemos todos”.
Entre los derechos que la resolución viola, Sarachú señaló -basándose en el art. 14 de la Constitución Nacional (“trabajar y ejercer toda industria lícita”)- el que asiste a los comerciantes de “vender el precio al producto que uno quiera”.
“¿Porque tenemos que diferenciar, que discriminar? Por ejemplo, Mendoza con el tema del turismo consiguieron que la Nación les otorgara una excepción para todos los chilenos”, dijo Sarachú. En julio pasado, la provincia de Mendoza pidió al Gobierno que se la eximiera de la aplicación del aumento en las naftas y el gasoil para vehículos extranjeros por una posible caída del turismo chileno en Mendoza. “¿Por qué no al resto del país?, yo a eso no lo entiendo”, se preguntó.
De todas formas, Sarachú acotó que tiene entendido que en algunas estaciones: “ya se están cayendo estos amparos por decisiones de la Cámara de Casación de la Provincia. Según tengo entendido, ha sido una directiva del Ministerio del Interior”.
De cualquier forma, el estacionero indicó que la venta a los uruguayos no incide de manera sustancial en el negocio porque quienes vienen hasta el centro “no vienen por el combustible. De paso, aprovechan para llenar el tanque”. Consideró que las ventas no son “significativas” porque “podrá llegar a ser a lo mejor un 5 %” del total. En cambio, sí es importante para las estaciones que están muy cerca de la represa o cerca de los puentes de Colón y Gualeguaychú “donde el uruguayo busca ir únicamente a cargar combustible”.
Igualmente, Sarachú consideró que un 5 % más de ventas es importante porque es: “un 5 % más de ingresos que yo tengo que antes no lo tenía y que me ayuda a seguir manteniendo la planta estable del personal que es el único gasto que puede recortar”.
“Hecha la ley, hecha la trampa”
El art. 5º de la resolución de la Secretaría de Energía establece que “para verificar el origen del vehículo se tendrá en cuenta la placa identificatoria que éste ostente. Cuando alguna circunstancia genere dudas sobre la procedencia del mismo, el operador de la estación de servicio deberá solicitar al cliente la documentación identificatoria del rodado”.
Pero existen varios recursos para poder cargar en aquellas que no vendan al precio libre. Una fuente de una de las estaciones que no interpuso el recurso de amparo, pero que tampoco tiene los surtidores especiales, manifestó que un playero suele vender a los uruguayos a cambio de una “pequeña propina” siempre y cuando no lo vean los encargados de la misma.
Además, entiende que está permitido cargar a un vehículo que no tiene patente. Por lo tanto, en algunos casos se destornilla la placa a metros del surtidor. Asimismo, interpreta que no hay restricción para descargar nafta en un bidón a sabiendas que le está vendiendo al propietario de un vehículo uruguayo.
La resolución establece que el incumplimiento por parte de los titulares de las estaciones de servicio de lo dispuesto “será sancionado por la autoridad de aplicación con multas que, de acuerdo con la gravedad e incidencia del incumplimiento, oscilarán entre el equivalente en pesos de cien litros (100 lts.) y hasta ciento cincuenta mil litros (150.000 lts.) de nafta súper”.
Otra fuente, en este caso de una de las Repsol-YPF de la ciudad que tienen los surtidores diferenciales, sostuvo que nadie sabe es que autoridad es la encargada de sancionar los incumplimientos a la ley. En su caso, sabe que la empresa multinacional no adhirió a los recursos de amparo. Y cuenta que el perjuicio es evidente porque debió adecuar tres surtidores (super, común y gasoil) al precio decretado y prácticamente tiene una isla sin actividad. “Sólo entra alguno que se equivoca y, confianzudo, saca la manguera y empieza a echar hasta que le avisan que el litro de super vale $ 3”, indicó.
A ciudadanos uruguayos prácticamente no les vende. “El mes pasado vendimos 5, 7 litros de nafta”, precisó. En consecuencia, el perjuicio reside en que sólo tiene una isla y un surtidor para abastecer la demanda. En vez de atender a ocho autos (cuatro cargando y cuatro esperando), con cuatro (dos y dos) la capacidad de la estación se satura y los automovilistas prefieren seguir hasta la próxima.
Al igual que Sarachú, diferencia a los uruguayos entre quienes vienen al centro a comprar de los “bagayeros” que se cruzan a echar nafta en una de las dos estaciones de servicio que se encuentran en el Lago –“San Lorenzo” porque la otra una YPF-Repsol, tiene los surtidores diferenciales-, a comprar en el hipermercado Norte y luego retornan a Salto.
Justamente, los “bagayeros” circulan en autos que fueron calificados por un playero como “coches bombas”. “Tienen tanques con doble fondo; tiene nafta hasta en el volante”, exageró para graficar el contrabando de nafta. “Un Polara que se caía de podrido ví que tenía dos tanques de nafta y depósitos en los cuatro guardabarros”, indicó la fuente de Repsol-YPF.
Cuestión de rentabilidad
El razonamiento del gobierno para sancionar la resolución tuvo como objeto exclusivo el mantenimiento de la “actual política tributaria en el sector combustibles, a fin de desvincular al consumidor residente en nuestro país del importante aumento que ha registrado el precio internacional del petróleo en el período reciente y atenuar su impacto sobre el nivel de actividad, el empleo y los precios internos”.
Sarachú criticó que el gobierno se arrogue la responsabilidad de fijar los precios y no permitir que se aumente el precio del combustible. “Si esto no ocurriera, yo creo que fácilmente se llegaría a estar equiparado con los países limítrofes tanto Brasil como Uruguay, que tienen precios mayores a los nuestros porque tienen un poquito de sentido común y racionalidad en cuanto a las leyes de mercado y a lo que cuesta el petróleo en el mundo”, preció.
En caso de que se equiparase con el Uruguay, la nafta super valdría cerca de $ 4 el litro (31,60 en pesos uruguayos), la nafta Premium $ 4,20 (32,80) y el gasoil $ 2,60 (20,80). No obstante, el precio diferencial es más barato que la nafta uruguaya: normal, $ 2,475; fangio, $ 3,021; super, $ 2,611; ultradiesel, $ 2,916.
Sarachú criticó no tener un precio adecuado que mantenga al sector en una igualdad con el resto del comercio y agregó que, en este momento, las estaciones de servicio no tienen rentabilidad. “El que tiene una zapatería, un supermercado o una tienda vende a los precios que quiere. Nosotros estamos con precios de hace cuatro años”, agregó.
El propietario de la estación de combustible indicó que “han desaparecido 1.500 estaciones en el país. Estamos con paros y movilizaciones para que el gobierno de alguna manera entienda que, si no queremos aumentar el precio, la única manera es subsidiar”. Como ejemplo, manifestó el caso del gasoil para el transporte. “Que nos den algún tipo de subsidio para seguir existiendo porque hay 1.500 estaciones de servicio más que están en situación de riesgo”.