Soja + carne

El aumento y la mejora de la calidad de la dieta a nivel global es el principal factor de crecimiento de la demanda de alimentos para los próximos diez años, demanda que surgirá de los países de Asia y África, precisamente por el aumento de su población. Los expertos estiman que este último continente al 2015 tendría 221 millones de personas que van a pasar de la extrema pobreza a satisfacer sus necesidades.
Sin embargo, otros factores como el crecimiento de la economía mundial para el año que viene, del orden del 4,2%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), también ayudan al alza de los alimentos.
Hoy la soja en el plano interno quebró su propia marca del 6 de febrero de 2008 cuando tocó los $1.163 la tonelada, al superar la barrera de los 1.200 pesos.
La carne vacuna también rompió sus precios. El productor recibe por su hacienda un dinero que ya se compara con los principales países exportadores en este rubro.
Todo parece indicar que el campo argentino se encamina hacia una etapa de buena rentabilidad determinada por el alza de los precios asentada en el alto consumo.

Commodities. Durante el seminario Agrotendencias 2010, que se llevo acabo el pasado miércoles, el economista Juan Llach sostuvo que la tendencia de los precios altos de los alimentos así como el crecimiento económico de los países emergentes –socios estratégicos para la Argentina– se mantendrán por un mínimo de diez años, con la posibilidad de que sean veinte.
En ese sentido, dio una serie de motivos por los cuales la demanda seguirá firme, lo que incentivará al aumento en el precio de los commodities.
Uno de ellos es que el FMI está dando un pronóstico de crecimiento para este año de 4,8% en la economía global y de 4,2% para el año que viene. Además, América latina tiene una recuperación sincronizada para todos los países.
Además, remarcó que a nivel global no hay riesgo ninguno de inflación y por lo tanto las tasas de interés van a seguir muy bajas, lo que es “un aliciente para los precios de los commodities” y esto es un escenario que va a durar todo el año que viene de tasas de interés internacionales muy bajas, algo que “no sólo favorece al precio de los granos” sino que también hace que haya dos riesgos a monitorear: “Si la economía global o algunos países como los Estados Unidos recaen en una recesión” y el segundo?es que “como las tasas de interés son tan bajas, todos los tenedores de liquidez han salido de shopping por los países emergentes comprando bonos como los argentinos –ya que tenían un alto rendimiento– y también activos agropecuarios”.
Mas puso una luz amarilla respecto de la guerra cambiaria donde todos los países quieren devaluar sus monedas, pero para eso necesitan que alguien la aprecie,?“algo que no pasa”. Para Llach esto es preocupante de cara al futuro y es que los principales contendientes de esta guerra cambiaria son los Estados Unidos y China. El temor recae sobre los commodities sabiendo que ambos países son los más importantes exportadores e importadores mundiales de soja, respectivamente.
En lo referido al ascenso de los países emergentes el economista dio cinco razones por las cuales el crecimiento de estas naciones “llegó para quedarse”. Una de ella es la incorporación de la gente del campo a la ciudad. En China migran hoy 35 millones de personas. Y es que en el gigante asiático un 60% de su población es rural. En el caso de la India es el 70 por ciento.
Por otro lado, los precios de los bienes de capital han bajado todos los años en relación con las materias primas. Como ejemplo contó que una notebook costaba 20 toneladas de soja en el 2000 y hoy vale 1,5 tonelada. En el 2000 un celular valía 1 tonelada de soja y ahora con esto se pueden comprar veinticinco celulares.
También influyó mucho la inversión en educación, lo que hace que el 40% de la población de los países emergentes esté ingresando en el consumo. Por último, destacó que las políticas económicas son más sensatas que en el pasado, como mantener una inflación baja, entre otras características.
El martes pasado la soja alcanzó un nuevo precio máximo al llegar a los $1.180 la tonelada, superando así los $1.163 del 6 de febrero de 2008 y, desde ya, el máximo del año pasado de $1.074 que cotizó el 11 de junio. Mas el yuyo da para más y quebró al día siguiente su propia marca al cotizar en 1.210 pesos.
El crecimiento de la oleaginosa en lo que va del año desde su piso –el 31 de marzo– en $814, es a la fecha de cerca del 50 por ciento.
Ante esta situación, “el horizonte prevé un sostenimiento de precios para los próximos años, por lo menos hasta el 2020, lo que representa una oportunidad para los países proveedores, como la Argentina”, aseguró Gustavo López, director de la consultora Agritrend.

Demanda. El crecimiento de los alimentos estará marcado por el impacto de Asia sobre los commodities. En ella se destaca China, primer importador de soja para la Argentina. Al respecto, la Oficina Nacional para las Estadísticas de ese país informó que el producto interno bruto (PIB) chino creció 9,6% en el tercer trimestre. En el primer trimestre el aumento fue del 11,9% y en el segundo, 10,3 por ciento. Por otro lado, Asia impulsa a otros continentes como África, que crece y se convierte en demandante. Los países asiáticos tienen además límites para aumentar la producción agroalimentaria. Un dato no menor es que la demanda asiática es la que ha hecho subir el precio del petróleo, lo que llevado al modelo de biocombustibles incrementa el precio de los granos.
Un aliciente más para la suba de los precios es el comunicado de la agencia estadounidense de protección del medio ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) que llevó de 10 a 15% la proporción máxima de etanol contenida en el carburante distribuido por los surtidores para los vehículos más nuevos.
Por consiguiente, el mix entre soja y maíz ha venido muy influenciado por la decisión de uso muy intensivo para biocombustibles en los Estados Unidos, lo que hace que se destine más maíz a este tipo de energía, y por lo tanto el precio sube; al subir el precio del maíz lo que hace es desplazar a la oleaginosa. Esto causa una pelea por el suelo al ser ambos sustitutos perfectos en zonas en donde la correlación es muy alta.
De esta manera el precio va jugando en una banda en la que hay que esperar cómo se estaciona la producción de etanol. No obstante, la política de los Estados Unidos permite que sea una actividad en la cual la rentabilidad es lo más importante y por ley tienen que ir creciendo los porcentajes de etanol como combustible.
Hoy hay planes para incorporar biocombustibles al consumo de naftas, no sólo en los Estados Unidos sino también en la Argentina y en Europa.
A nivel nacional habrá una mayor demanda de la industria nacional debido a que este año se van a moler alrededor de 13 millones de toneladas de soja para producir el volumen de aceite necesario para cubrir el corte de 5% de biodiésel con gasoil. Esto hará aumentar el precio. Con el corte del 10% –tal como se espera que exija en el 2011– ese volumen pasará a ser de 18 millones de toneladas.
Otro factor expuesto por Llach es que los asiáticos se han dado cuenta de que no les conviene un modelo tan exportador como el que han tenido hasta ahora –la crisis global les pegó muy fuerte, sobre todo teniendo un mercado interno muy grande–; es ahí que han empezado un proceso lento pero sostenido de darle mayor importancia al consumo interno, y en ese sentido la valoración de la moneda asiática es uno de los eslabones de la cadena, ya que esto implica que los salarios en dólares de los trabajadores van a aumentar y por lo tanto tendrán más poder de compra sobre los bienes.
“Esto significa que si las pendientes de demanda venían creciendo en el orden de los 20 grados ahora crecerán en el orden de los 25, 30 a 35 grados, es decir que va a aumentar más rápidamente la demanda de alimentos”, expresó el ex ministro de Educación. “Perspectivas de la agricultura 2010” es el título del informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, según sus siglas en inglés). Allí se adelantó que “los precios promedio de los cultivos durante los próximos diez años para los productos básicos estarán por arriba de los niveles de la década anterior a los máximos del 2007-2008, tanto en términos reales como nominales (ajustados por la inflación)”.
El trabajo destaca un mayor consumo de los aceites vegetales, productos cerealeros procesados, carnes, productos lácteos, frutas y verduras. Todo esto lleva a una mayor importación de granos y harinas proteicos.
Respecto de los precios se proyecta que tanto el trigo como los cereales secundarios aumentarán en el mercado granario “aproximadamente del 15 al 40% en términos reales en comparación con los del período 1997-2006”, mientras que el precio de los aceites vegetales “se espera que sea 40% más alto”.

Fuente: BAE

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