Los raids golpearon la ciudad de Douma, al este de la capital Damasco, devastando los edificios de la zona.
Douma, que se ubica en la región de Guta Oriental, es el cuartel general de Jaysh al Islam (Ejército del Islam, en árabe), una milicia islamista fundada en 2013 a partir de la unión de medio centenar de facciones islamistas y salafistas y liderada por Zahran Allush, excarcelado por el régimen sirio a mediados de 2011.
La zona, habitada por 163.000 personas y sitiada por las fuerzas de Bashar Asad, se halla sometida a una "agonizante lucha por la supervivencia", tal y como denunció Amnistía Internacional la pasada semana en un informe en el que levantó acta de los continuos ataques aéreos que padece la población civil.
El primer misil de hoy cayó en un bazar en plena hora pico mientras cientos de personas compraban verduras coincidiendo con el primer día laborable de la semana.
Poco después, cuando la multitud miraba el cráter dejado por el ataque, una lluvia de proyectiles se abatió sobre la zona.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, hasta 10 cohetes impactaron en el mercado dejando una gran cantidad de cadáveres. A última hora del día el recuento de víctimas amenazaba con alcanzar el centenar.
El pasado miércoles 37 personas murieron en ataques aéreos similares en las localidades de Douma, Kafr Batna, Saqba, Hamuriya y Saqba, en Guta Oriental.
Según activistas de la ciudad, los caídos fueron enterrados en una fosa común.
Fuentes militares sirias alegaron que los bombardeos se efectuaron como represalia a los ataques del pasado sábado por parte de los insurgentes en la ciudad de Harasta, a 25 kilómetros al noreste de Damasco.
La tragedia castigó a un suburbio que las tropas gubernamentales han bombardeado sin descanso desde 2012.
