Sin debate público, el financiamiento estatal a las escuelas católicas, es un acto de discriminación

EL PLANTEO
En un documento hecho público, las escuelas confesionales en la provincia, se cuidan de calificar como católicos a esos establecimientos que representan y lo dicen así…. “si el Estado no asiste con recursos a las escuelas nacidas de la iniciativa social, la libertad de elegir se convierte en privilegio de familias ricas y el derecho a fundar establecimientos lo monopolizan las empresas lucrativas”.
Los lectores debieran saber que “las escuelas nacidas de la iniciativa social”, no son otra cosa, en mayoría abrumadora, que las que decide la jerarquía católica. Del mismo modo, otros sectores sociales eligen crear escuelas con determinados contenidos. Con el mismo derecho, podrían reclamar financiamiento.

MAS PLATA PARA ESCUELAS CATOLICAS ¿ IMPLICA MENOS DINERO A LAS PUBLICAS ?
Los representantes de las escuelas confesionales piden que se reemplace totalmente el artículo 98º del anteproyecto de ley, y se establezca una escala de aportes económicos del Estado, a saber: cobertura del 100 % de los gastos a escuelas privadas “que educan a alumnos de sectores sociales desfavorecidos, cuyas familias no pueden solventar mediante un arancel mensual una parte de dichos costos”; del 100 % para pago de salarios docentes y no docentes de establecimientos “que sean propiedad de organizaciones sociales sin fines de lucro”; y las escuelas que hoy no reciben subvención oficial, se las podrá asistir “si acreditasen verdadera necesidad”.
“En otras palabras, el derecho a que el Estado aporte fondos para el sostenimiento de la escuela que eligieron para sus hijos, lo tienen todos los entrerrianos, siempre y cuando la escuela elegida integre el sistema público; es decir, cumpla con las exigencias estipuladas por el Estado y esté autorizada”.
Lo que puede prestarse a confusión es que, todas las familias tienen derecho a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos, eso sí, a lo que no tienen derecho es a reclamar que el Estado financie sus proyectos privados. En Concordia han existido ejemplos variados de sectores sociales que, entusiasmados con un determinado proyecto impulsaron y lograron y allí sí, mediante profundas movidas sociales, una escuela pública con todas sus letras. El ejemplo más categórico fue la escuela Borges, una excelente propuesta de la que egresaron y siguen egresando chicos de los más variados sectores sociales y creencias. Cuando esa escuela nació, el movimiento social que la promocionó dejó todo en manos del Estado. No es precisamente lo que ocurre con las escuelas confesionales que quedan bajo el manejo absoluto de la curia, incluso en la elección de sus docentes.
Muchos de los docentes impulsores de esa escuela (Borges) llegaron a la conclusión que el Estado no respondía económicamente como correspondía y, entonces, crearon escuelas privadas financiadas con el dinero de las familias que eligieron esa educación. Esas escuelas, que son cada vez más en esta ciudad no reciben un solo peso del Estado y son también escuelas públicas (como les gusta llamarse a las escuelas católicas) en el sentido que integran el sistema público; es decir, que cumple con las exigencias estipuladas por el Estado y, por tanto, está autorizada”.

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