lunes 13 de octubre de 2025

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SIN CIENCIA NI TECNOLOGÍA NO HAY FUTURO

La cuestión viene a cuento porque Gómez Sabaini generalmente iniciaba sus cursos de grado en la UBA y tantas otras universidades donde ha ejercido la docencia afirmando que si uno quiere conocer la verdadera ideología de un gobierno no debe buscarla en los discursos de sus autoridades sino en el presupuesto económico que proponen para su gestión y en como distribuirán la carga de su financiamiento, vía los impuestos, entre los distintos sectores de la sociedad.

El razonamiento además de correcto es imprescindible para el analista porque vivimos en la era del doble discurso y de la pirueta semántica por parte de una dirigencia política que ha perfeccionado hasta lo impensable el arte inaugurado por el emblemático tero de nuestras pampas, de gritar por un lado y poner los huevos en otro.

Aplicando el criterio ´Gómez Sabaini´ para entender el proyecto de presupuesto presentado por el actual gobierno ante la legislatura se observa que no está contemplado el desarrollo científico ni siquiera en las áreas en las que nuestras autoridades proclaman está el futuro de nuestro país, como lo es la agroindustria.

Mientras el nobel ministro del sector, Luis Etchevehere, recorre los programas de TV, discurseando que nuestro futuro está en el crecimiento de las industrias vinculadas al sector agropecuario, la realidad es que para 2018 el gobierno elimina la inversión en desarrollo científico del CONICET, que llegó a ser en el pasado el 30% de su presupuesto, a solo el 0,3% para 2018. O sea que el Estado el próximo año dejara de invertir en ciencia.    

Y en el caso que nos involucra como Fundación,  la drástica reducción del presupuesto del INTA provocará que este organismo, estratégico para nuestra soberanía, deba despedir al menos seiscientos funcionarios y por falta de financiamiento anular los programas que dan soporte tecnológico a los pequeños y medianos productores, que como se sabe son quienes aguantan con estoicismo la defensa de nuestra genética nativa y son la primera línea de la batalla que se está desarrollando en todo el planeta entre quienes sostenemos la necesidad estratégica de mantener nuestra soberanía alimentaria y quienes auspician que el control de la alimentación mundial sea asumido por un puñado de empresas multinacionales, responsables entre otras cosas del modelo de agricultura industrial que nos esta envenenando con agrotoxicos y que está provocando la concentrando abrumadoramente la propiedad de la tierra.

La realidad de los hechos, en este caso la propuesta de presupuesto y su financiamiento presentada por las actuales autoridades nos dicen, si prospera, que en el futuro inmediato nuestra ciencia, nuestra soberanía alimentaria, nuestros pequeños productores, nuestro patrimonio genético natural y la equidad económica que surge  de una justa distribución de la riqueza, están gravemente amenazados.

Como sociedad tenemos la doble responsabilidad de: en primer lugar enterarnos acerca de lo que está ocurriendo, y en segundo lugar comprometernos en la defensa de los valores que garanticen a futuro una sociedad en la que valga la pena vivir.  

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