Silencio y dudas en torno al robo del estudio de Pagliotto

Pagliotto, junto a su par Guillermo Mulet, que trabaja en otro buffet, denunciaron el hecho en conferencia de prensa y advirtieron allí que desde el seno de la Policía se estaba preparando una “operación” para hacer pasar el hecho como un “auto robo”. Para ser precisos, fue Mulet el que reveló esa posible maniobra. Dijo que se lo contaron policías que conoce desde hace un tiempo. La pericia no salió como los letrados esperaban. La puerta, según el informe, fue rota desde adentro. 

Pagliotto y Mulet encontraron una cobertura política considerable en Buenos Aires. Se reunieron con el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo y lograron el apoyo explícito de Margarita Stolbizer y de la titular de la Oficina Anticorrupción de la Nación, Laura Alonso. 

El gobierno sostuvo el silencio buena parte de la semana. Las victimas lo hicieron notar en cuanta oportunidad se les presentó. Finalmente apareció la voz oficial. Fue a través de un escueto comunicado firmado por los presidentes de los bloques legislativos que llamó a respetar las instituciones y dejar que las mismas esclarezcan el caso. 

Sergio Urribarri (presidente de la Cámara de Diputados) y Mauro Urribarri (ministro de Gobierno y quien tiene el manejo de la Policía) han sido los destinatarios de las sospechas y de las críticas. Los abogados adelantaron que pedirán el apartamiento de la fuerza provincial por entender que el jefe político, al ser uno de los denunciados por ellos, no puede estar al frente de la pesquisa. Sobre Gustavo Bordet sólo recae una recriminación: su silencio ante los tenebrosos hechos ocurridos. 

Hace unas horas, los abogados empezaron a sospechar y también temer, de que en todo esto esté también la interna peronista y que un sector se la esté cobrando a los Urribarri. Esa hipótesis la repitieron algunos justicialistas con el correr de los días. Sería un cóctel explosivo: denuncias graves de corrupción mezclado con inquinas políticas. 

El desgaste de los Urribarri es notorio. Comenzó con el malestar de jerarcas de la Policía ante el anuncio de que Mauro se convertiría en ministro de Gobierno, hasta la contratación de un hermano. Todo sucede en un llamativo silencio.

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