Siguen trabajando en el proyecto para el saneamiento del Manzores

Los autores del proyecto deben trabajar en sintonía con los concejales en diversos aspectos: geográficos, la obra en sí, legales -referentes a las ordenanzas-. “Es importante que los concejales tomen conocimiento, que planteen todas sus dudas para seguir adelante con esto y que tengamos la profunda convicción que lo que estamos haciendo es lo correcto”, indicó Castría.
“El proyecto es muy abarcativo, viene haciendo ajustes sobre lo que ya está planteado”, indicó. Añadió que se tiene una idea muy clara sobre lo que se quiere y lo que no. “No tenemos que viajar a otra ciudad para darnos cuenta de lo que no tenemos que hacer. En nuestra ciudad abundan los ejemplos”, expresó Castría.
El arquitecto aseguró que están trabajando en aspectos referidos al drenaje del agua de lluvia. “En todas las ciudades llueve en mayor o menor medida, y el agua va para algún lado”, explicó. Antiguamente, el concepto al momento de realizar una obra de infraestructura era evacuar el agua de lluvia lo más rápido posible. “Viene desde la épocas de los romanos. Se impermeabilizaba y se hacían conductos para evacuar el agua”, sostuvo.
Debido a los trastornos que acarreaba ese tipo de construcciones –olores, obstrucciones, etc.- ahora se busca que el agua sea absorbida por la tierra. “Se propone hacer cunetas absorbentes para que no se acelere el escurrimiento del agua sino que se detenga y se infiltre hacia el terreno”, expuso.
Castría está convencido que la obra no sólo va a cambiar el aspecto totalmente degradado de la zona que rodea al arroyo, sino que va a modificar el aspecto de la ciudad en sí mismo. “Si vamos haciendo las distintas etapas con una proyección de 10, 20 años para adelante, ese lugar va a ser un atractivo turístico”, añadió.
Planeamiento Urbano tiene previsto llevar a cabo reuniones con diferentes actores de la comunidad involucrados directa o indirectamente en el proyecto. Las escuelas, por ejemplo, están relacionadas en forma directa con el arroyo debido a que hay cerca de 10 establecimientos educativos erigidos en toda la cuenca del arroyo: Belgrano Nº 42, Vélez Sarfield, Salta, Esteban Echeverría, Jorge Luis Borges.
La escuela Comercio Nº 1 es una de ellas. Cuando llueve, el agua que cae en calle Urquiza va por las calles hasta el arroyo. “Antes iba por encima hasta que a un grupo de ‘iluminados’ se les ocurrió que debía ir por debajo. Ahí se complicó todo con los olores que salen del brazo del Manzores”, mencionó el arquitecto. “Eso se hacía hace 500, 200 o 100 años. Desde hace 50 no se hace más, pero acá llega todo más lentamente”, agregó.
El grupo de coordinación se encuentra trabajando para obtener un espacio físico apto para recibir a grupos de 30 o 40 personas para explicarles la idea. “El eje de este proyecto es la educación ambiental. Empieza y tiene continuidad para toda la vida”. Remarcó la posibilidad de construir cuatro o cinco lugares especiales para instruir a escolares o vecino sobre la importancia de mantener limpio el curso de agua.

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