“Con mucho dolor en el alma y después de 12 años, nos vamos. A partir del sábado 10 nuestro último remate total”, afirma en facebook el portal de Alma Morena, otro de los tantos comercios que cierra este año. Por su parte, “Todo Para el Hogar” informó a través de facebook que “Después de tantos años tuvimos que cerrar el local y por el momento vamos a estar vendiendo por nuestras redes sociales y por whatsapp”
Este diario ha redactado innumerables veces la competencia desleal que significan las ventas domiciliarias o por internet y el daño que provoca en los comercios legales. Si bien la actividad se acrecentó este último tiempo por la obligación de quedarse en casa, la realidad es que el negocio viene desde hace tiempo pateándole el tablero a quienes mensualmente deben cumplir con las obligaciones impositivas. Por ello, y más allá de este paréntesis por el coronavirus y que todos los ciudadanos tienen el derecho y la necesidad de trabajar, esta especie de clandestinidad pero a la vista de todos debería en algún momento comenzar a regularizarse.
“Son muchos los factores que llevan al declive comercial, desde los terribles ajustes y costos que ya conocemos y hemos denunciando mil veces, hasta la ‘nueva’ modalidad que empeora la situación”, remarcó Lampazzi. “Este tiempo hablé con comerciantes y muchos de ellos confiaban en resistir la pandemia, pero cada vez es más difícil. No sólo por lo que acarrea ahora, sino por lo que resta en la reactivación”, explicó.
“Más allá de los beneficios que pueda dar el gobierno y el congelamiento de tarifas y alquileres, todos saben que en algún momento todo eso se tiene que pagar. Entonces, la situación actual no te deja más opciones que evaluar si conviene seguir endeudándose y confiando en que en algún momento esto va a mejorar, o cerrar todo y cortar a tiempo. Lo cierto es que uno va al centro y ve que por cada negocio que cierra abre una financiera”, afirmó.
Finalmente, el presidente del CCISC recordó que hay un importante sector de comerciantes que tiene más de 50 años y deben pensar en qué van a hacer si cierran, ya que el mercado laboral se reduce considerablemente para ellos. Entonces, «esto es como una rueda que no parece tener fin, porque muchos de esos locales que cierran se pasan a la clandestinidad de la venta por internet y recrudecen la competencia con quienes siguen tratando de avanzar”, concluyó.