En Concordia existen dos empresas que realizan tareas de incineración. Horizonte gases, es la más próxima al Campo del Abasto y de acuerdo a la información que se detalla en su sitio Web, cuenta con habilitación municipal para desechar sus residuos en el volcadero municipal. Si bien es cierto que en una primera oportunidad desde la propia policía surgieron versiones de que este sería el origen del tacho metálico que poseía las cenizas aún encendidas, el jefe departamental Sergio Mendoza dijo a DIARIOJUNIO que “eso se está investigando y lo tiene que determinar la justicia”. Las dudas surgen ahora por cuestiones realmente difíciles de transmitir, y es que el parte del personal policial que trabajó esa mañana en el lugar, señaló que había en el Campo del abasto restos de féretros quemados, y residuos patológicos volcados en el lugar sin el previo proceso de incineración correspondiente.
Toda esta realidad, implica no solo un grave riesgo ambiental sino la concreta y ya demostrada situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los comúnmente denominados “cirujas” que se ganan la vida clasificando plástico y metales para vender a los chatarrales.
Desde la falta de la empresa que dejó el tacho aún con actividad ígnea en su interior, hasta la de los centros de salud que desechan elementos patológicos sin su tratamiento previo, y la alarmante presencia de restos de un féretro, denunciada ante DIARIOJUNIO por tres personas que recorrieron el basural este viernes por la mañana, marcan claras faltas a las normas mínimas de disposición final de los residuos sólidos, que deben tener represalias tanto para los privados que incumplen criminalmente estas normas, como para los organismos de contralor municipal, que evidentemente han fallado, en perjuicio de los más humildes, los que revuelven la basura tratando de hallar algo para vender.
Claro está que el problema es aún mucho más amplio, y en el marco de un crecimiento fenomenal de la economía, todavía no se puede entender como el gobierno no haya resuelto la situación laboral de estas personas, pero al margen de esta cuestión, que se merece su propio debate, no puede quitarse de vista la grave falta que puso de manifiesto este caso, que por ahora no tiene un responsable identificado.