Si te preguntás qué se puede hacer

Decimos, escuchamos, que vivimos en un tiempo en el que nadie encuentra a nadie. Que vivimos en una sociedad apática y mezquina con una trama organizativa disgregada y desgastada. “Nadie hace nada”, “nadie se ‘calienta’ por nada”. Esa “nada” suele referirse a las distintas problemáticas que afectan a ciertos sectores o a la sociedad en su conjunto.
El problema -dicho está- es que para cambiar las cosas hay que involucrarse; es decir, hacer política. Pero en estos últimos tiempos esta democracia de delegación completa nos convenció que votar es una molestia y una banalidad, que la política no sirve para nada, que es lo peor que hay y que lo mejor es darle la exclusividad de su ejercicio a los “políticos”. Pero la democracia es participación real. Es meterse donde sea e involucrarse con la cosa pública.
Sin embargo, así como hay una parte de la sociedad a la que no parece interesarle “nada” y otra a la que le conviene que las cosas sigan tal cual (particularmente el enorme grado de desmovilización social), existe mucha gente que no sabe o no encuentra un lugar dónde canalizar sus inquietudes, que no sabe dónde participar. También hay personas que se manifiestan dispuestas a colaborar en proyectos, pero que no quieren tomar compromisos a largo plazo.
Muchas personas han encontrado ese lugar de participación, de contención y apoyo mutuo –que no necesariamente deben ser de tiempo completo- en lo que se denominan Organizaciones de la Sociedad Civil u Organizaciones No Gubernamentales (ONG).
Las ONG son tanto un lugar de militancia y participación como de encuentro e interacción entre sus miembros y con otros sectores de la sociedad. Este tipo de militancia no suele responder a grandes axiomas ideológicos y son una alternativa a los partidos políticos tradicionales u otras organizaciones burocráticas.
Estas entidades no tratan de reemplazar las acciones del Estado sino de cubrir y ayudar en aquellas áreas en las cuales no existen política sociales o económicas, o bien cuando estas políticas resultan insatisfactorias para algunos grupos de la sociedad o la sociedad en su conjunto. Su actividad se da en un marco donde los gobiernos suelen no verse involucrados y en la que predomina esa idea de que el Estado somos todos.
las ONG pueden contemplarse como un avance hacia una instancia superadora de la democracia representativa tradicional hacia un sistema con mayor grado de participación de la gente. Otra idea de la democracia y la política para que nuestras responsabilidades como ciudadanos no terminen cuando ponemos el voto en la urna, pagamos nuestros impuestos o dejamos nuestra queja en el contestador telefónico de un programa de radio.

A nivel local el número exacto de ONGs se desconoce con precisión, incluso para quienes en su momento, desde el Estado y a través de lo que fue la experiencia del PROPEA (Programa Nacional Promoción de Espacios Asociativos) en el 2001, impulsada por el Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente, intentaron reunirlas y organizarlas para que estas interactuaran, trabajaran en red aunando fuerzas para atender diferentes problemáticas sociales y contribuyeran a la articulación entre Estado y sociedad. Un motivo de esta situación se debería a que muchas de la ONG son pequeñas, informales, con escasos recursos humanos y económicos y, por ende, con una actividad intermitente.
Acerca de las ONGs de Concordia –al menos de las que ha tomado conocimiento Debate y Opinión- se puede decir que abordan problemáticas tales como ayuda a los niños de la calle, alfabetización, superación de la pobreza, educación popular, arte y cultura, ayuda social, promoción cultural, prevención de enfermedades infectocontagiosas, adicciones, discapacidades, integración social, entre otras.
Algunas de ellas son: Cruz Roja, Rotary club, Club de Leones, Ejercito de Salvación, APPIMA, LICOSIDA, A.CI.CON., Fundación Puente, Movimiento Solidaridad y Esperanza, Pastoral Social, Pastoral Penitenciaria, Alcohólicos Anónimos, A.Dis.Moc., Al-Anon, Cooperativa de Arte y Cultura Casa A, A.T.A.C. Mente, entre otras.

La mitad vacía y la mitad llena

Sin embargo, también han recibido algunas críticas en ocasiones acusándolas de estrechez de miras. La mitad vacía del vaso señala que las ONG cuentan muchas veces con el apoyo económico, político o de prensa de quienes son los responsables o los beneficiados de este modelo socio económico. Muchos ponen el acento en que las ONG, a pesar de llevar adelante acciones legítimas y reales, se encargan de asuntos aislados y sectoriales que no aspiran a cambios estructurales de fondo sino que vienen a cumplir la función de “parches” para los problemas.
“A un elefante no se lo puede comer de un solo bocado, hay que comerlo de a poco, por partes. Si cada uno trabaja en un sector el cambio se produce. Una sola organización no va a cambiar la realidad. Es el conjunto de la sociedad la que puede generar el cambio. A veces las ONG no pueden producir grandes transformaciones porque se ven dedicadas a tapar los baches que dejan los organismos del Estado que no cumplen su responsabilidad primaria. Hay muchas cosas que se pueden cambiar y son fáciles de cambiar. Si uno quiere solucionar todo, seguramente se va a frustrar. Entonces hay que empezar por lo que sí se puede cambiar y aceptar la limitaciones ya sean por incapacidad propia o por las imposibilidades del medio o porque no cuenta con todos los recursos. Hay que empezar por lo que se puede sino nos sentiríamos tan frustrados que nos quedaríamos sentados y no haríamos nada y estaríamos mucho peor. ”, explicó a Debate y Opinión, Carlos Esquerro, Presidente del Rotary Club Salto Grande, en una de las tantas entrevistas que realizó este medio para comenzar a transitar dentro de la vida y obra de la ONG en Concordia.

Si bien la revolución no está para nada cerca, estas organizaciones de cooperación y asistencia han demostrado efectividad para hacer más soportable la vida de los sectores más vulnerables de la sociedad sin caer en el recurso indigno de la dádiva, recuperar valores como la solidaridad, la participación y el apoyo mutuo, opuestos a esa concepción de la naturaleza del hombre basada en la hostilidad y la competencia.
Las ONG son una alternativa para empezar a andar el camino hacia el ideal de una democracia participativa y una realidad sin toda esta infamia a la que parecemos habernos acostumbrado.
Para que no todo siga viniendo desde arriba y uno se quede sentado en el sillón de su casa con esa sensación de impotencia trepando desde los pies y sabiéndose un convidado de piedra, sobre todo en esta época de campañas, con promesas repetidas y candidatos que se definen por el ángulo de su sonrisa en los afiches.

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