El Episcopado avanza en la más estricta reserva en un borrador de documento para difundir ante la eventualidad de que la Cámara Federal platense declare culpable este jueves a Von Wernich. El sacerdote está acusado de ser el responsable de 7 homicidios, 31 casos de torturas y 42 secuestros cuando era capellán de la Policía Bonaerense.
Fuentes eclesiásticas anticiparon que el primer borrador es contundente en su condena a Von Wernich, una actitud que vienen reclamando las organizaciones de derechos humanos y los familiares de desaparecidos y torturados que fueron víctimas del accionar ilegal de la Policía Bonaerense en tiempos en que su jefe era el temible general Ramón Camps, ya muerto.
Ese borrador iría más allá y conllevaría un nuevo repudio del Episcopado -como ya lo hizo en la autocrítica que difundió en abril de 1996- a todos los miembros de la Iglesia que, eventualmente, hayan sido cómplices de la represión ilegal durante la dictadura. En particular, se apuntará a los capellanes castrenses que aprobaron una metodología represiva ilegal e inmoral.
La declaración será la antesala de una sanción eclesiástica para Von Wernich. Tal como adelantó Clarín en su momento, todo parece indicar que el obispo de 9 de Julio -diócesis a la que pertenece Von Wernich-, Martín de Elizalde, se encamina a suspender de por vida al religioso en el ejercicio de su ministerio sacerdotal o algo parecido.
A fines de julio, De Elizalde había dicho a este cronista que esperaría el pronunciamiento de la Justicia para estudiar la situación eclesiástica de Von Wernich. La probable suspensión en el ejercicio de su ministerio religioso implica que Von Wernich no podrá oficiar misa ni impartir los sacramentos.
De todas formas, Von Wernich no perderá su condición de sacerdote porque la ordenación sacerdotal es para toda la vida. Salvo que se determine -como algún testigo deslizó y sobre lo cual existen fundadas sospechas- que esa ordenación -a cargo del fallecido obispo Alejo Ghilligan- haya sido inválida.
El juicio a Von Wernich volvió a poner sobre la mesa el papel de la Iglesia durante la dictadura. Más aún: se espera para esta semana -la última del juicio al sacerdote- que algunos testigos expongan sobre la actuación de miembros de la jerarquía eclesiástica en aquellos años y su eventual complicidad.
La Iglesia difundió en 1996 un examen de conciencia sobre su papel durante el proceso militar en el que afirmó que si algún eclesiástico estuvo implicado en las violaciones a los derechos humanos «habría actuado bajo su responsabilidad, errando o pecando gravemente contra Dios y la humanidad».
Finalmente, en 2000 -durante un multitudinario acto en Córdoba-, los obispos pidieron perdón por «no comprometernos suficientemente en la defensa de los derechos humanos» y los «silencios responsables» a lo largo del proceso militar.
