Yo coordinaba el taller de radio en la Unidad Penal y pedí autorización para traerlo a la entrevista con el grupo “Desde adentro”. El Director dijo: “¿Es el que escribió sobre los bandidos del sur?”. Ahí nomás desistí mi intención. Es que los poderosos y sus sicarios escriben su versión y la transmiten a los sordos, a los ciegos, a los brutos, que la repiten como tales. Entonces fui, a ese inolvidable y conmovedor acto en la costanera, una hermosa mañana de sol. Estaba Osvaldo y Mariano, un amigo, me lo presentó. Caminaba a pasitos cortos pero rápidos, me dio su blanda mano y me miró a los ojos, con su mirada transparente, azul, profunda, y me saludó más con amabilidad que con simpatía. Le transmití mi admiración y esa noche disfruté con emoción la obra que desarrolló en el Odeón.
Bayer preso por querer cambiar el nombre de Rauch, asesino de nativos, por el de “Arbolito”, aquel originario que lo ajustició.
Bayer perseguido por revelar la verdad de los fusilamientos de los peones de la Patagonia.
Amenazado, perseguido, exiliado, por dar gran parte de su existencia y arriesgar su vida por esos “anarquistas rotosos” que nadie quería, que el Poder despreciaba, al punto de hacerles cavar sus tumbas antes de darle los cuatro tiros de gracia, que el General Héctor Benigno Varela indicaba a los tiradores del “glorioso Ejército Argentino”.
“La Patagonia rebelde” fue una de las más maravillosas obras de Bayer y de las más extraordinarias de la historia Argentina. Como su autor, el libro fue prohibido, perseguido, puesto en listas negras.
Exiliado, Osvaldo vio cómo los militares de la Dictadura, en un gesto estremecedor, señalaban con el dedo índice, en las librerías, los ejemplares para ser quemados, con el mismo gesto con el que Varela ordenaba la ejecución de los obreros. El autor terminó de escribir el último tomo en Alemania. La película tuvo vaivenes parecidos a aquello que exhibe: una lucha de clases sin cuartel. Censurada por la “Triple A”, Perón autoriza su proyección dos semanas antes de su muerte. Aprobado casi por unanimidad por el concejo deliberante de Río Gallegos, para que sea considerado libro de textos para los escolares, fue vetado por el intendente de ese entonces.
El militar que lideraba la quema de libros fue ascendido durante el gobierno de Alfonsín, para gran desazón de Osvaldo Bayer. Pero enseguida transformaba la decepción y la amargura en denuncia y lucha.
Esa extraordinaria obra hecha libro y hecha cine que relata de manera excepcional la lucha de la sociedad obrera de Río Gallegos, por demandas mínimas, por la dignidad de esos trabajadores explotados, aplastada por el Poder genocida de siempre, durante el primer gobierno democrático en la historia de nuestro país es -creo yo- la producción historiográfica consagratoria de Bayer, y que demuestra, con toda su sabiduría y coraje, que la historia es pura repetición o pura continuidad, según como se lo mire.
Esa película portentosa, estupenda, admirable, proyectaremos en la Biblioteca “Julio Serebrinsky” (Urquiza 721) este viernes 5 de mayo, a las 19:30 horas, en conmemoración y reconocimiento del Día Internacional de los Trabajadores
Lo haremos con el respeto y la admiración que nos merecen esos heroicos luchadores, aquellos que dieron su vida en pos de su conciencia de clase, que pelearon con sus escasas armas, contra un poder oligárquico desproporcionado y asesino, pero que lo hicieron con una convicción, claridad y dignidad ejemplares.
En ese contexto, invitamos a toda la comunidad, a intercambiar ideas, a conversar y debatir, en esta actividad conjunta, propuesta por “Lazos en Red” la red de voluntarios para la prevención del suicidio y la Biblioteca “Julio Serebrinsky”, de la ciudad de Concordia.
Todos invitados.
(*)Psicólogo. MP 243