La República Argentina ha planteado en todos los foros internacionales la solución pacífica de las controversias en el marco del derecho internacional y en ese punto ha logrado victorias importantes para su población y el desarrollo de la humanidad tales como las de Honorio Pueyrredón luego del primer conflicto bélico en Europa plasmada en el principio formativo e igualitario de la Sociedad de las Naciones (hoy Naciones Unidas): “la victoria no da derechos”. O la del canciller del Presidente Arturo Illia, Dr. Zabala Ortiz, respecto a las Islas Malvinas., haciendo declarar a las Naciones Unidas: “territorio sujeto a descolonización”. Distinta hubiera sido la historia si los sucesivos gobiernos argentinos trabajaban en paz y democráticamente para el recupero de las islas aplicando esta resolución, tal como lo lograra el gobierno Chino en la recuperación de Hong Kong, de manos anteriores inglesas.
Estos principios tienen más vigencia que nunca y debemos difundirlos con mayor firmeza frente a la regresión del Estado de Derecho y a los graves hechos de violencia, acontecidos a diario en la Argentina. Solo el imperio de la ley y de las instituciones democráticas nos devolverá el progreso social.
El otro valor para abordar es el de la integración regional, plasmado por los gobiernos de Alfonsín – Sarney en el MERCOSUR. Ante la globalización en ciernes estos dirigentes supieron ver la necesidad de juntarnos para competir mejor en un mundo violento y competitivo de un solo color; el del capitalismo salvaje.
Estos dos principios han sido violentados ante la tardía reacción de los gobiernos uruguayo y argentino frente al reclamo de no contaminar el Río Uruguay. Entonces como defender un ideal de integración ampliamente receptado por las mayorías nacionales en colisión con los vecinos de Gualeguaychú y sus legítimos reclamos medio ambientales.
Se impone el diálogo político y democrático destinado a solucionar en paz los problemas bilaterales en el ámbito del MERCOSUR, y en este lugar se debe encontrar el Gobierno Nacional, sin distinción ni fisuras, con la seriedad que el caso merece.
La solución en paz de los conflictos internacionales y el respeto al MERCOSUR son los valores y la línea directriz que sostienen el paraguas del dialogo democrático de las dos naciones para solucionar sus diferencias y evitar el daño a la naturaleza, denunciado por innumerables instituciones y el pueblo de Gualeguaychú.
Para arribar a ello hay que hacer los contactos políticos binacionales necesarios e instaurar la voluntad de dialogo en la zona, en el país y con el gobierno uruguayo.
Las soluciones técnicas son varias, pero debemos entender que estamos ante un problema político que requiere una solución de igual naturaleza y al que debemos afrontar, aún a costa de perder la simpatía o el voto de algunos sectores ante valores más importantes que defender.
El Tribunal binacional de arbitraje de Salto Grande puede ser una de las soluciones técnicas, con una única apelación irrevocable ante un Tribunal colegiado del MERCOSUR formado por Brasil y Paraguay.
Pero el diálogo político – que tanto le cuesta a este Gobierno – es la solución. Y pasa por el respeto irrestricto de estos dos valores: la solución pacífica y política de las controversias bilaterales entre ambos países y la vigencia del MERCOSUR como instrumento económico, cultural y político para solucionar las diferencias de sus miembros.