Evangelina Farías vive en calle Buenos Aires, entre Lamadrid y Bolivia. “Tengo el agua a 20 metros y está entrando el agua por atrás”, dijo. No obstante, aclaró que todavía no nos las había dicho que tenían que desalojar. “Estamos esperando el último parte de las tres de la tarde”, indicó.
“Esto es muy doloroso”, dijo la vecina quien no sabía adonde ir. “Estoy viendo, por ahora con un familiar pero estoy viendo eso”, expresó. Lo que ya tenía decidido era no dejar nada detrás. “Me llevo todo porque acá han hecho eso; han dejado muebles y el agua ha superado. Creían que el agua iba a llegar a la mitad y llegó a más de la mitad de las casas y las está tapando”, indicó Evangelina.
En la casa de la vecina no sólo estaban viviendo los cuatro integrantes de su familia sino que había alojado a dos familias vecinas más. “Si nos vamos, nos vamos a tener que ir todos”, señaló.
La mujer le pidió al encargado del operativo de retiro de los medidores de la Cooperativa Eléctrica que no la dejasen sin luz. “Ellos dicen que es una orden provincial pero les dije: ‘usted ve que el agua no están en el medio de la calle, ¿Cómo nos van a sacar?’ Si el agua llega, yo mismo corto por mis hijos pero no nos quieren esperar, nada. Que espere que llegue a la vereda”, indicó.
Aunque hasta el mediodía la vecina aún no se había evacuado, ya estaba preocupada por el día después de que las aguas bajen. “La humedad que queda en las casas no se la saca con nada. Aparte los alacranes; las víboras…” dijo Evangelina. “Quiero saber que solución nos van a dar los políticos porque se habla mucho pero después hay que llamarlos, pedir, hablar con el subjeje, el jefe y el secretario y nunca se los encuentra”, señaló.
Liliana Martínez, una voluntaria, estaba ayudando a trasladar los muebles de una familia domiciliada en calle Catamarca hacia la casa de un familiar. A pocos centímetros de la vereda, el agua se mecía lentamente. Durante la semana pasada, sólo estaba anegado hasta la esquina de Catamarca y P. del Castillo. Pero esta mañana el río había comenzado a avanzar por Catamarca hacia el este. “Ya nos estamos preparando para sacar a la gente de acá. La de la esquina ya se fue pero quedaron ahí cuidando”, indicó.
La recomendación de la voluntaria a las familias era llevarse “lo que más puedan” y que quede algún miembro a cuidar “los techos”. “Hay mucha gente que se aprovecha”, indicó. Aseguró que en el puerto hay mucha gente que se queda en la parte superior de las viviendas. “Van y vienen en botes; buscan la comida pero no se mueven de ahí”, dijo Martínez.
Los vecinos veían con preocupación como los empleados de la Cooperativa Eléctrica comenzaba a retirar los medidores de energía. Aunque una vecina que se había evacuado de calle Moreno y estaba alojada temporalmente en esa cuadra aseguraba que el retiro de los medidores no significaba que se iban a inundar inexorablemente. “La semana pasada me sacaron el medidor y el agua estaba a cinco casas de la mía. Hoy esta a tres casas, el agua no llegó y los vecinos se quedaron a oscuras”, dijo. Otra vecina, ofuscada por quedarse sin electricidad, lanzó dos bolsas de basura al agua y le echó la culpa a “los políticos” de la inundación.