«Lamento que no hayamos podido estar presentes todos los que debíamos estar, en este ámbito tan propicio para el debate». Ya en el inicio de su discurso en la reunión plenaria de la Cumbre de las Américas, el presidente Alberto Fernández habló sin rodeos. Criticó fuertemente la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua –aunque sin nombrar a este último país–, así como la política de bloqueos implementada históricamente. Mencionó la necesidad de que los países de la región implementen un gravamen a la renta inesperada. Criticó «el endeudamiento insostenible» que otorgó el FMI al Gobierno de Mauricio Macri. Y denunció: «Se ha utilizado a la OEA como un gendarme que facilitó un golpe de estado en Bolivia».
Lo hizo, como aclaró también en esa introducción, en su carácter de presidente de la Celac. Desde esa misma representación, sobre el final su fuerte y contundente mensaje, invitó al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a participar de la próxima reunión plenaria de la Celac, que se planea en Buenos Aires, en diciembre próximo.
Retomó así el guante que había lanzado Nicolás Maduro el lunes pasado, al realizar públicamente el mismo pedido.
«Espero ansioso su invitación», le respondió Joe Biden cuando, al finalizar el discurso, se acercó a saludarlo.
«Hubiésemos querido otra cumbre»
El discurso de Alberto Fernández adoptó un fuerte tono crítico, que abarcó no sólo la geopolítica, sino cuestiones que hacen a la política interna como la renta inesperada –a nivel local, el gobierno acaba de enviar el proyecto de gravamen al Congreso, definido por el ministro de Economía como «un estricto acto de justicia social»– y la denuncia por el «endeudamiento insostenible» que tomó el gobierno de Mauricio Macri.
«Definitivamente hubiésemos querido otra Cumbre de las Américas. El silencio de los ausentes nos interpela. Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga la capacidad de imponer un “derecho de admisión” sobre los países miembros del continente», enfatizó.
«El mundo central ha fijado reglas financieras evidentemente inequitativas», denunció. «Desde la periferia en la que nos colocan, la América Latina y el Caribe miran con dolor el padecimiento que sobrellevan pueblos hermanos».
Y recordó que «Cuba soporta un bloqueo de más de seis décadas impuesto en los años de la “Guerra Fría” y Venezuela tolera otro mientras que una pandemia que asola a la humanidad arrastra consigo millones de vidas». «Con medidas de ese tipo se busca condicionar a gobiernos, pero en los hechos solo se lastima a los pueblos», concluyó.
Además de denunciar el rol de OEA en Bolivia, criticó: «Se han apropiado de la conducción del Banco Interamericano de Desarrollo que históricamente estuvo en manos latinoamericanas. Fueron desbaratadas las acciones de acercamiento a Cuba, en las que el Papa Francisco medió, que habían significado avances logrados por la administración de Barack Obama, mientras usted era vicepresidente».
«La intervención del gobierno de Donald Trump ante el Fondo Monetario Internacional, fue decisiva para facilitar un endeudamiento insostenible en favor de un gobierno argentino en decadencia. Lo hizo con el solo propósito de impedir lo que acabó siendo el triunfo electoral de nuestra fuerza política. Por tamaña indecencia sufre hoy todo el pueblo argentino», denunció también.
«La renta inesperada que la guerra entregó como un regalo a grandes corporaciones alimenticias, petroleras y armamentísticas debe ser gravada para mejorar la distribución del ingreso».
Sobre el final, dejó sentado que «Seguimos reclamando por las vías diplomáticas los legítimos derechos que nos caben sobre nuestras Islas Malvinas».