Festejé el triunfo de su coalición y celebro el cambio paulatino de posiciones en nuestra América del Sur.
No soy militante partidario en mi país porque los partidos se han apartado de muchas de las necesidades de nuestro pueblo. Me hago cargo, no obstante de los errores políticos de mi gobierno en lo que se refiere a la relación bilateral Uruguay-Argentina.
Esa relación preciosa de la que dan cuenta Aníbal Sampayo, Citarrosa, Galeano y que quienes vivimos en la frontera compartimos con los hermanos que vinieron hace años a trabajar y luchar por la vida en nuestros pagos.
Hoy nos veo mal parados. No hay diálogo concertador, como si fuéramos extraños. La contradicción entre desempleo y desarrollo entrópico afecta a todos los países pobres y atenta contra el futuro a mediano plazo.
Concédanme que tema por los hijos y nietos de charrúas y panzaverdes. Soy de los que opinamos que el principio precautorio debe impedir no sólo los males reales sino los probables y los posibles y que las inversiones del norte no vienen a mejorar la calidad de vida ni de la gente ni del ambiente del sur. Todos debemos desarrollar un pensamiento y una ética ambiental que nos permita evitar la aceleración de la autodestrucción de un planeta condenado por el mito del desarrollo ilimitado.
Por supuesto que reclamo mayor calidad de gestión a la diplomacia argentina, pero no se me niegue que la determinación de generar hechos consumados le corresponde a vuestro gobierno y que la diplomacia de compadritos que se ha venido dando es responsabilidad compartida. Desde ya que haré todo lo posible por ser escuchado por mis gobernantes y mis compatriotas.
No soy un diplomático frustrado sino un enamorado de la amistad de nuestros pueblos. No espero que este mensaje tenga efectos sonoros, sólo quiero que tengan en cuenta que hay quienes pensamos que el destino común del pensamiento de Artigas necesita políticas de sentido común y que eso esperamos de los dirigentes de ambos países. El Mercosur es una herramienta abollada, pero rescatable para evitar hocicar en Tratados de Libre Comercio bilaterales con el imperio.
Hago mías las palabras de la Comunidad Charrúa de Pueblo Jaguar y de Eduardo Picerno, mucho más autorizados que yo para dirigirse a ustedes.
Un respetuoso y fraterno saludo.