“No es arriesgado afirmar que en el espejo de los niños, cada sociedad descubre sus propias fallas”. Ricardo Sidecaro – Emilio Tenti Fanfani- UNICEF
Dentro de la modalidad de acción que tienen los docentes en Concordia, está la de lograr datos para documentar los trabajos que demuestran “el desentendimiento casi intencional por parte de la administración del estado en garantizar la educación” aseguró Rivero. En Concordia hay 95 escuelas estatales en los niveles EGB I y II, y en el mes de mayo pasado se encuestaron 15.600 alumnos que asisten al 50% de esos establecimientos, arrojando datos que son para la perplejidad: el promedio de los ítems de “sobreedad escolar” ; repitencia ; deserción y trabajo infantil, entre otros, es del 70%.
Para los maestros que realizaron esa encuesta, los motivos son “muy claros, lo manifiestan los mismos padres de los chicos, tienen que salir a trabajar en el cirujeo, ayudar en los hornos de ladrillos, cartonear en el carro, pedir monedas o lavar vidrios de autos en las esquinas”. Frente a esta realidad, la titular de AGMER Concordia reflexiona que “lejos está la politica educativa y la sociedad de ser capaz de filtrar este estado de cosas, asimilarla y hacer una devolución constructiva en el desarrollo del chico, también nos debemos preguntar, dónde el estado y la sociedad ha puesto el dinero para que no caigan las familias en esto”.
Según mediciones recientes de UNICEF, en la Argentina trabajan 1.900.000 chicos de 5 a 14 años, este número ascendió notablemente con la explosión de pobreza de los últimos años. En Concordia en esa franja etaria hay 36.000 chicos, de ellos el 75,7% o sea 27.000 son pobres y el 70% de ellos son mano de obra barata, facilmente manejable y sin reproche social. DIARIOJUNIO investigó en la ciudad como se desenvuelve estos “trabajadores invisibles”,
Campo de Abasto
“Los días lunes es cuándo más hay, cerca de 100 chicos, juntan de todo, menos bolsitas de plástico, todo les sirve, hasta comida. Estas criaturas en su gran mayoría no conocen la escuela”, decía el encargado del predio municipal. Mucha gente vive de la basura, José tiene 33 años “trabajo aquí desde que estaba en la panza de mi mamá, ahora lo hago con mi compañera y mis cuatro hijos. Yo con mi mujer junto metales y mis hijos botellas de plásticos, ropas, zapatillas y comidas, ellos tienen desde 8 años hasta uno de 15 días y tienen que trabajar como lo hice yo de chiquito, sacamos unos 15 pesos diarios, más la comida que juntamos”. Mientras hacíamos esa nota, un bebé de 15 días estaba en los brazos de su hermanita de 8 años que, con él en brazos juntaba chizitos y papas fritas del basural, justo al lado de un caballo muerto.
Hornos de ladrillos
Carlos Nievas, presidente de horneros de Concordia,dijo a DIARIOJUNIO que “hay registrados 460 hornos de ladrillos, con 2 o 3 familias en cada horno, y lo cierto es que hay muchos chicos que hacen tareas que tendrían que hacer los grandes», argumentando que «la necesidad hace que esto ocurra, se los hace trabajar desde muy chiquitos, lo hacen como un juego y al padre esto le sirve, porque no pueden pagar a colaboradores”. En ruta 4 y Peñaloza hay alrrededor de 10 hornos, con veinte familias y 80 chicos, Gustavo Gabino Gonzalez es uno de ellos “tengo tres chicos, dos nenas de 11 y 5 años y un varón de 8, ellos me ayudan en todo, en acarrear agua, ladrillos y apilarlos, lo que pasa es como está la cosa no puedo pagar a nadie, y no tengo ayuda”. En la familia de su hermano Sergio, “trabajan 5 pibes de 14 a 8 años, hacen todo lo que hago yo, no es pesado pero hacen de todo. El trabajo de ellos a mi me saldría unos 25 pesos y yo gano 30 pesos cada mil ladrillos, así que me tienen que ayudar los pibes”. En la zona de Cambá Paso hay entre 40 y 50 hornos “dónde hay más de 100 chicos que que ayudan a sus padres para llevar 20 pesos diarios, porque nadie los ayudan”, decía Nievas.
El 2% de las familias de Concordia tienen un carro
“En el año 1998, en Concordia había 400 carros, hoy se duplica la cantidad y con el agravante de que son cada vez más chicos los que conducen” nos decía Carlos Humberto Fleitas, encargado de la Dirección de Transporte Municipal. El barrio Ex Aero Club, es uno de los tantos lugares dónde vuelcan los carros la basura que recogen en la ciudad, allí Martín Rivero es el organizador de los carros, nos decía “que en el barrio son 45 los carros que trabajan con la basura, y casi el cien por ciento está conducido por chicos de 6 a 14 años que viven de esto, no tienen otro medio, seleccionan la comida para los animales, cartón, botellas plásticas, chatarra y algún calzado o ropa que tira el rico, después quemamos lo que no sirve”. José Oscar Alanis vive en ese barrio, y nos decía, “ tengo diez chicos de 12 que tiene la nena, a 5 años que tiene el nene que le da agua a los chanchos que criamos. Todos ellos salen junto a los hijos de mi hermanos, en los carritos a juntar bolsas de residuos, de mañana temprano dos horas, después del mediodía otras dos horas más y a la tardecita otras dos horas, despúes nos repartimos las ganancias entre las familias. La mayoría en el barrio vive de la basura, pocos son los que tienen un trabajo digno”.
“La realidad golpea”
“Las bofetadas que cada esquina concordiense nos da , debería noquearnos” aseverá Stella Maris Rivero, al referirse a las múltiples formas de explotación a que son sometidos los chicos. “Cuando se habla que lavar vidrios de autos, vender diarios, vender flores, andar en un carro juntando basuras, empleadas domésticas, prostitución infantil, cuidando animales, pidiendo monedas, pisando barro para hacer ladrillos, en el monte o en las quintas, se dice que ayudan a sus padres, pero en realidad es una explotación, es una violación a las normas del niño” remató. Los niños deberían tener plenos derechos al desarrollo, a llevar una vida familiar integral, a las actividades propias de su edad y de formarse en la escuela. Pero la realidad muestra que los chicos trabajan en labores que debería hacerlo un grande, el resultado directo es que miles de chicos no van a la escuela.