Bértoli hizo un relato preciso de lo que vio el 8 de diciembre. “Dijo que momentos antes de la toma de Jefatura fue a recorrer los supermercados Modelo porque había comentarios de que estaban siendo saqueados”, indicó Guerrero. Cuando Bertóli viene recorriendo calle 1º de Mayo, se encuentra con el suboficial Luis “BJ” Gómez, quien venía caminando con un grupo de gente y le pregunta: “Eduardo, ¿estás con nosotros?” y Bértoli le responde “sí, sí” pero sigue caminando. Allí se produjo un careo con Gómez debido a que éste último declaró ante los jueces que a esa hora estaba en la Costanera. “Sin perjuicio de la evidencia que tenemos nosotros, el (Gómez) dice que no estaba”, acotó Guerrero. En el careo, ambos se mantuvieron en sus dichos.
Bértoli ayudó a sacar a Ariel Silva, jefe de Logística que había sido golpeado en la cara y rociado con gas. Luego sigue recorriendo la ciudad con el móvil de Investigaciones, un auto no identificable, observa la situación de caos que se vivía y los riesgos que corría la población. Uno de sus subalternos recibe un mensaje de texto preguntándoles si “estaban protegiendo a los jefes”. A raíz de ello, Bértoli les preguntó si querían ir a Jefatura y los funcionarios que estaban con él le dijeron que no, que iban a seguir trabajando.
Luego recibe un llamado del subjefe departamental, Nelson Vega, donde le pide que abra la puerta de Tribunales para que pueda salir junto con el Jefe de Operaciones, Fabián Hormaechea. El 9 de diciembre, Bértoli vuelve a Jefatura y separa a sus subordinados para ingresar para evitar cualquier reacción en contrario de los manifestantes.
“Lo relevante que dice es que se tuvo que armar un centro de operaciones en ‘Casa Amarilla’ (la sede de la Brigada de Abigeato) porque la Jefatura no operaba. Hicieron un centro de operaciones con gente de Paraná y a partir de ahí recién tuvieron radios con el 911 que trajeron”, dijo el fiscal.
Después declaró Mario Azambuya, oficial de Asuntos Internos. En su declaración sostuvo que se iba a retirar el 8 de diciembre a las 20 cuando observa al jefe departamental, Lucio Villalba, junto al titular de Logística, Silva. Para no salir delante de ellos, se va a Comunicaciones, la radio que opera el teléfono 221. “Cuando va a salir ve que hay un montón de gente abajo que ya habían ingresado, se mete a la oficina de secretaria privada y lo ve a Lucio Villalba lastimado con los ojos hinchados, irritados, cuando ve que viene un grupo de gente que lo saca y lo lleva hacia abajo a Villalba”, indicó.
Posteriormente se mete en el sector donde está la radio de Comunicaciones, el 221. De inmediato comienzan a golpear la puerta con fuerza. “Entra un grupo de ocho o nueve personas adentro del 221 y manifiestan que estaba tomada la Jefatura. El primero que modula es el funcionario Coutinho”, indicó Guerrero para quien se trata de un hecho relevante. “Confirmó que desplazaron a los que estaban ahí que eran dos: el (Azambuya) de casualidad y el operario y toman el control de la radio 221”, indicó el fiscal.
La radio 221 es la que comunica Concordia con las radios de las comisarías de la zona de campaña como La Criolla, Colonia Ayuí, etc. La Jefatura, a los efectos de cobertura radial, esta dividida en dos: el 222 (Comando Radioeletrico) y el 221 que conecta a toda la campaña. “Es un centro de cómputos que conecta todas las alarmas de los supermercados, de los bancos. Es un centro estratégico y por eso siempre hay un funcionario en ese lugar”, indicó. Guerrero recordó también que DIARIOJUNIO realizó una nota a otro de los imputados, José María Biderbost, esa noche del 8 de diciembre quien dice: “hemos tomado el 221 y el 222”.
Azambuya continúa con su relato y nombra a varios imputados como Imaz, quien aseguró que era el único que estaba armado porque estaba con uniforme y que el resto estaba de civil y no sabe si estaban o no armados. “Identifica a Carlino, Zaragoza, Biderbost, Coutinho, Troncoso y personas que fallecieron como De Los Santos y Villalba Benítez. Estaba un poco preocupado porque tiene un problema de hipertensión pero le dijeron que no era con ellos el tema. Dice que después lo agarra del cuello De Los Santos, no de mala manera, sino que lo acompaña hasta abajo debido a que es de Asuntos Internos y es quien hace los sumarios y se va a su casa”, indicó Guerrero.
Por último declaró José Risti, operario de radio del Comando Radioeléctrico, quien no estuvo trabajando el 8 ni el 9 de diciembre. Pero manifestó que el 4 o 5 de diciembre escuchó dos veces a su compañero de trabajo decir: “hay que tomar el Comando que es un punto estratégico” y en otra oportunidad mencionar la frase: “los jefes están cagados”. El autor de las frases no está imputado “todavía”, recalcó Guerrero.
Risti no les dio importancia a las frases pero cambió de opinión luego, a raíz de todo lo que sucedió, y a los cuatro o cinco días les contó a los jefes quienes le recriminaron no haber revelado de forma inmediata lo sucedido. “Si sabía que me iba a generar todo este entuerto, no lo hubiese contado”, se sinceró el testigo debido al problema que le generó con sus compañeros de trabajo.
La situación generó una controversia con los defensores de los imputados quienes señalaron que el testigo tenía problemas personales con Figueredo así que para mañana está citado Figueredo. La fiscalía hizo una pericia con la ayuda de Gendarmería debido a que al testigo le rayaron el auto. Pero la defensa se opuso a la incorporación de la pericia y reclama que asista el autor del informe.