Desde Paraná, ubicado en una sala del STJ, Bahl señaló que a fines de noviembre había comenzado a trabajar con el ministro de Economía, Diego Valiero, en una mejora salarial para el personal policial cuando llegaron las noticias de Córdoba, la primera provincia donde se produjeron acuartelamientos y saqueos.
Hubo varias reuniones y en ellas se acordaron mejorar un código denominado “de seguridad” y otros similares, entre ellos el de “productividad”. El viernes 6 de diciembre habían llegado a un “número interesante”. Consistía en un incremento de $ 1.600 de bolsillo. Para un agente con un sueldo de $ 5.000, $ 1.600 representa un 30 %. Bahl dijo que se trataba de una suma “bastante apropiada” que se “podía solventar”. El gobernador había dado el visto bueno y habían quedado en anunciarla el lunes 9 de diciembre.
Pero el domingo 8 se produce la toma de la Jefatura. El ministro se entera en horas de la noche en Paraná. De inmediato cita al Jefe de Policía, Héctor Massuh, a su despacho. Ante la falta de información directa de la Jefatura, debido a que estaban cortadas las comunicaciones, emprende el viaje a Concordia cerca de las 23.30.
Mientras circulaba por la ruta 18 mantiene diálogo con el Jefe de Gendarmería quien le informa que había varios muertos en la ciudad y que en las calles había un caos. Bahl le pide precisiones y recibe como respuesta que eran tres o cuatro y que había más. Pero en los hospitales no había registros de ningún deceso. Cuando vuelve a dialogar, el jefe de Gendarmería le indica que se había enterado por la radio. Allí decidió no entablar más comunicación debido a que sólo le aportaba confusión.
No obstante, el responsable de Gendarmería no había exagerado respecto de que la ciudad era un caos. Bahl observó al ingresar a Concordia autos atravesados en las calles, vecinos armados con “bates de béisbol”, barricadas en muchas esquinas. Una escena que no esperaba. En ese ínterin, recibe la llamada de un periodista radial, Ricardo Cañete, quien le aconseja no ingresar a la Jefatura de Policía.
Por ello, el ministro primero dialoga con el subjefe de Policía, Juan Ramón Rosatelli, para que interceda para ir a dialogar directamente con los policías que encabezaban la protesta. Luego de recibir el consentimiento, ingresa al edificio policial cerca de las tres de la mañana. Observa un numero importante de policiales uniformados y armados algunos y otros de civil además de familiares.
Bahl, de inmediato, percibe un clima “muy hostil”. En tal sentido, sube al primer piso de la Jefatura e ingresa al salón de actos. En ese lugar estima que había cerca de 250 personas. Y cuando intenta hablar para transmitir la propuesta de los $ 1.600 se encuentra con que no lo dejan hablar. Por el contrario, escucha que dicen que: “se murió otra persona y ustedes no hacen nada”, te reís de nosotros” cuando hizo una mueca porque no lo dejaban hablar o “dame tu sueldo y viví con el mío”, además de improperios constantes. La propuesta fue rechazada de plano debido a que el pedido era unánime: $ 10.000 de sueldo básico. Bahl sostuvo que satisfacer ese reclamo era “imposible”.
Luego se va a la casa del intendente Gustavo Bordet y allí se reúne con Urribarri y el senador Enrique Cresto. Ya en la mañana del lunes 9 se reúnen en la Cafesg y luego, cerca del mediodía, mantienen un encuentro en las termas con al secretario del sindicato de la Fruta Alcides Camejo y algunos de los policías que encabezaban la protesta. Bahl reconoció a tres imputados Germán Coutinho, Daniel Chávez y Carlos Zaragoza debido a que ellos mismos se identificaron al comenzar la reunión. El encuentro fue infructuoso debido a que no llegan a ningún arreglo.
Bahl sostuvo que querían arribar a un acuerdo si o sí antes de que anochezca. Incluso, recibe un mensaje del capellán de la policía, de apellido Zabaleta, quien le dice que tenían que darle los $ 10.000 sino iba a haber “una matanza”. De inmediato se reúnen en la Cafesg nuevamente, el encuentro lo preside Urribarri directamente y se hace una propuesta que es rechazada. Vuelven los policías y en el segundo encuentro finalmente llega el acuerdo.
El funcionario dijo que el acta firmada carecía de toda validez y eso lo sabían todos los presentes porque no cumplía ninguno de los requisitos mínimos “ni aunque la certifiquen 10 escribanos y el Papa”. Por ende, el 2 de enero pagaron los $ 1.600 que habían propuesto originalmente y fueron jornadas de mucha tensión porque no sabían como iba a reaccionar pero finalmente fue aceptado. Explicó que actualmente los agentes de policía están muy bien pagos ya que uno que recién comienza a trabajar recibe $ 10.500 mientras que un empleado de la administración pública ronda los $ 5.200
Además, el ministro sostuvo que lo vio a Urribarri en esas jornadas “tremendamente preocupado y extorsionado”. Por otra parte, dijo que no tiene pruebas para decir si hubo una instigación política por detrás de la protesta.
Los defensores de los imputados le plantearon varias veces si pudo comunicarse con el jefe de policía, Lucio Villalba, o el subjefe Nelson Vega para darle órdenes tendientes a que en las comisarías saliesen a patrullar la ciudad. Bahl fue tajante respecto de esa posibilidad al describir que en la Jefatura “no había cadena de mandos ni ningún tipo de subordinación”.
Asimismo, dijo que fue descartada completamente un desalojo forzado de la Jefatura porque sabía que los policías que estaban dentro de la Jefatura se iban a resistir y estaban armados. También admitió que se excedió al declarar a los medios que quienes encabezaban la toma eran “borrachos, faloperos y sumariados”
Por último Bahl fue consultado sobre la posibilidad de que 18 policías pudiesen tomar la Jefatura. Al igual que Vega, el funcionario dijo que eran “muchísimos más” que esa cifra los que participaron de la protesta.