Se trata de colectar la sangre que queda en la placenta una vez que ha nacido el bebé y que sirve muchas veces en lugar de la médula ósea, cuando se requiere un transplante de ésta y no se cuenta con donante adecuado. Por ejemplo, en casos de leucemia y de enfermedades hereditarias.
Desde 1996, el Garrahan cuenta con este programa dirigido a familias que estuvieran esperando un niño y ya tuvieran otro hijo con una enfermedad tratable con trasplante de Médula Ósea, según informa el hospital en su página web. Desde el 2000 se puede hacer la colecta también en otros hospitales habilitados, donde las mamás pueden donar sangre de cordón umbilical voluntaria y generosamente.
Así, esta sangre pasa formar parte de un banco público, a disposición de pacientes que requieren un trasplante de médula ósea y no cuentan con donante relacionado. El Hospital Garrahan cuenta con un modelo de convenio para que las maternidades interesadas puedan convertirse en centros de donación y recolección de sangre de cordón umbilical.
La gran ventaja de este sistema es que es público, como su nombre lo dice. Existen también bancos de sangre de cordón umbilical privados, donde la sangre colectada se destinará solamente al uso de la propia familia donante, y a un costo de conservación de la misma.
No cualquier embarazada podrá donar. Hay requisitos específicos: edad (ser mayor de 18 años), tiempo de gestación (mayor a 34 semanas en el momento de la colecta), historia clínica (no tener enfermedades neoplásicas o cáncer, y/o hematológicas como anemias hereditarias).
No son tantos los donantes: hasta el momento, han participado 116 familias, informa el Garrahan. Por eso, es doblemente importante que esta práctica haya comenzado también en nuestro Hospital Centenario. La sangre fue transportada inmediatamente después de la colecta para su procesamiento en el Laboratorio de Células Progenitoras Hematopoyéticas del Servicio de Hemoterapia del Garrahan (debe llegar antes de las 36 hs de la colección).
Sin dudas, una excelente noticia doble: en lo científico y en lo humano y solidario. “¿Quién dijo que todo está perdido?, yo vengo a ofrecer mi corazón…”.
Fuente: El Día