Según un informe de la Federación del Citrus de Entre Ríos, el «minador de los cítricos» (Phyllocnistis citrella) es originario del sudeste de Asia y apareció en la Argentina en 1996. Se trata de una pequeña oruga que puede provocar la muerte del 100% de las plantas jóvenes, tanto en vivero como en nuevas plantaciones.
En plantas adultas no afecta demasiado a la producción, pero produce lesiones que favorecen la infección por «cancrosis».
Para controlar esta nueva plaga, en el NOA, NEA y Entre Ríos la avispita asiática Ageniaspis citrícola. En las primeras dos regiones resultó exitosa, pero existían dudas sobre su adaptación en la provincia del litoral, relativamente marginal para los requerimientos de temperatura del predador. Recuentos realizados en plantaciones de Concordia, Federación y Chajarí, en el otoño de 2004, demostraron que la efectividad del control biológico llega a superar el 90%.
Además se comprobó la presencia de este insecto benéfico en lotes donde no fue distribuido, lo que ratifica su adaptación a las condiciones locales. Este emprendimiento contó con el apoyo económico de los citricultores del área.