La Reserva Ecológica del Río Mocoretá es un área de 120 hectáreas que abarca parte del norte de la provincia de Entre Ríos y el sur correntino, a ambos márgenes del río homónimo, sobre su salida al Uruguay. Hace poco, desde la Secretaría de Turismo de la Nación se desembolsó una importante suma de dinero hacia el Municipio de Chajarí, el cual con aportes propios y del gobierno provincial logró sumar mas $ 260 mil a invertir en una primera etapa (se dice que la inversión total estará en el millón y medio de pesos) para adaptar la zona y comenzar a convertirla en un polo de atracción turística a la vez que educativa. Sin embargo, ya hubo algunos planteos en contra de lo que pretende ser la infraestructura a montarse con ese objetivo, sosteniendo que podría interferir con las características naturales de la región. Particulares harían un nuevo estudio de impacto ambiental, mas allá del elaborado por la ONG Asociación Ecologista del Río Mocoreta, el cual sirvió para que Turismo de la Nación aprobara el dinero hecho llegar hace poco.
En los últimos días, se llevaron cabo talleres de debate para los interesados en el tema. El objetivo de los mismos fue clarificado el mes pasado por el intendente Juan García, cuando especificó que el fin de los mismos era ir escuchando las propuestas sobre lo que dice el proyecto que aprobó la Nación y los eventuales cambios que al mismo le podrían sumar profesionales de distintas áreas del medio ambiente, la arquitectura o el turismo.
Pero en los encuentros, el grueso de público (alrededor de 20 personas) se concentró en el taller sobre Medio Ambiente. Es que, muchos de los aspectos del proyecto original relacionados con la infraestructura que se quiere montar para desarrollar la faceta turística de la Reserva fueron cuestionados por ecologistas y especialistas en flora y fauna, llegando a cuestionar, incluso, el estudio de impacto ambiental que realizó la Asociación Ecologista del Río Mocoreta. Por este motivo, este mismo grupo de particulares solicitaron que se les diera la posibilidad de realizar ellos mismos un nuevo estudio de impacto ambiental, el cual estarían presentando antes del 30 de marzo. Hay en el conjunto de interesados biólogos, veterinarios y ecologistas.
El tema central pasa por cómo explotarlo desde la parte recreativa sin afectarlo. El proyecto hoy sometido a análisis habla, entre otras cosas, de aplicar una capa de ripio por terraplenes del ferrocarril –las vías atraviesan el corazón del sector- para que sirva como camino para el transito de los visitantes, la creación de “miradores” para la observación de las especies de la zona, varios sanitarios y estacionamiento para los vehículos que lleguen ese tramo y un comedor (restaurante), un albergue para pasantes o parrillas para una etapa posterior a la que inmediatamente se comenzaría a ejecutar una vez que desde los talleres se definan mejor las cuestiones.