El homicidio de Héctor Portillo es solo uno más dentro de un alarmante número de casos de gatillo fácil callejero que se dieron en un periodo aproximado de 11 meses entre principios de 2010 y los primeros meses del 2011. En ese margen de tiempo se registran cerca de cinco homicidios, que se ven en su gran mayoría caracterizados por el abuso de armas de fuego, y por la corta edad de la mayoría de las victimas; además de la condición común, de que en todos los casos, el motivo de la discusión era insignificante.
El caso de Portillo parece no escapar a esa regla de los homicidios de la zona Sur, y en ese aspecto varios de los testimonios aducen que el imputado, habría concurrido a comprar cerveza al kiosco de Portillo, en calle Chacabuco y Pasaje Gloria, y que al responderle éste que no tenía, Córdoba se fue, pero para regresar al poco tiempo pidiendo vino tinto.
La respuesta de Portillo sería que «tinto no tenía pero sí blanco», a lo que el acusado habría respondido primero abandonando el lugar, y luego presentándose otra vez con el mismo reclamo, pero armado con un revolver que no dudo en usar -siempre segun los testigos- para descerrajarle tres tiros, uno de los cuales impactó en la zona abdominal de la víctima, dañando seriamente el hígado.
Portillo fue trasladado al Hospital Masvernat, donde luego del primer examen médico, los médicos le diagnosticaron 45 días de curación, no obstare, finalmente falleció a las 09.05 de esa mañana.
Los alegatos de las partes serán presentados el próximo jueves a las 07.30Hs. en la Sala Penal de los Tribunales de Concordia, ante las vocales, Patricia Pérez, Carolina López Bernis, y Silvina Gallo
