Andrea esa noche había salido a tomar algo con su novio, un joven de Colón, y regresó temprano ya que en días rendía su primer final del Profesorado de Psicología y Filosofía, y fue su madre quien la encontró muerta en su cama.
El impacto en la sociedad fue rotundo, ni la gente ni la policia local estaba preparada para tan horrendo crimen, en el que se cometieron varios errores: se borraron huellas por la gente que entraba a la casa, se lavó la sangre y huellas por desconocimiento de la familia, etc.
En ese momento quedó a cargo de la causa el juez de Instrucción Mario Luís Pérez, quien barajó varias hipótesis y aseguraba que ya tenía algunas certezas. Pero el tiempo fue esfumando todas las hipótesis, enseguida su novio quedó fuera de sospecha, inclusive estuvo una comisión especial de la Policía Federal para la investigación, se habló de ritos satánicos, de venganzas, de encubrimiento familiar, de equivocación, de narcotráfico. Todo fue quedando en la nada y nunca hubo una certera respuesta.
El único avance fue en 1995, cuando una joven, que era adolescente en el momento del crimen, habló e implicó a un vecino de origen asiático de San José, diciendo que el era el autor del crimen. Se realizó una investigación a cargo del juez Fuetes, pero nunca se pudo determinar una relación con el crimen.