De acuerdo a la pericia técnica, el camión sufrió el desprendimiento de llantas de sus duales traseras izquierdas y eso produjo el vuelco frente a la Escuela N° 26 “Falucho” de esa zona de Colonia Freitas. La mayoría de los trabajadores –ocho en total, de los cuales cuatro eran menores de 18- lograron salvar su pellejo mientras el vehículo iba cayendo. Pablo Acuña quedó aplastado bajo la cabina del rodado e Iván tendido inconsciente en el suelo.
Ninguno de los implicados volvió a trabajar para sus antiguos patrones, Stivanello (dueño de la plantación de donde venían) o Luis Calgaro y Walter Panozzo (dueños del empaque).
Por el accidente no hay ni una sola persona imputada. Actualmente, la causa está caratulada como “Homicidio culposo en concurso real con lesiones graves culposas”. Fue recaratulada hace solo un par de meses, luego de que el abogado concordiense Maximiliano Barreto asumiera la representación de la familia Nenzú y del resto de los sobrevivientes del accidente. Según Barreto, la causa estaba prácticamente paralizada hasta que él tomo intervención. El objetivo del letrado es avanzar en una acción legal contra el chofer del camión Mauro Scatolaro y el dueño del rodado, Lucas Scatolaro. La medida apunta a una demanda por daños y perjuicios hacia los mencionados. Es válido aclarar que el vehiculo no tenia seguro, por lo que, si la demanda prospera, los acusados deberían responder con su propio patrimonio en caso de que la Justicia falle a favor de los Nenzú. Barreto tendría la firme intención de establecer el grado de responsabilidad de los dueños del empaque o el propietario de la quinta cítrica donde trabajaban los chicos. Pero además, tratar de establceratambien el nivel de responsabilidad de los organismos del Estado (Ministerio de Trabajo) que, según señala, “evidentemente han fallado, no han controlado lo que tenían que controlar” en cuanto a al trabajo de menores y en negro, sin contar lo relacionado con la forma en que eran transportados.
Nenzú.
La recuperación de Iván Nenzú no hubiera sido posible de no mediar un montón de factores. El tratamiento kinesiológico –practicado por una profesional chajariense- o el neurológico –hecho en Concordia- fueron parte esencial. Pero para cubrirlos se hicieron campañas o venta de comidas para lograr costear todo. Por otra parte, según sus papas, un rol fundamental lo tuvieron los amigos del chico, quienes durante los últimos doce meses no dejaron de estar a su lado, ayudándolo, sacándolo a la calle para estimular su recuperación motriz y alentándolo a recuperarse. Al mismo tiempo, tanto Ramon (padre) como Patricia (madre) también se mostraron agradecidos por la predisposición que mostró –a apenas horas de ocurrido el incidente- el intendente José Luis Panozzo, quien, además de ayudarlos con diferentes elementos, les proveyó de materiales y mano de obra para agrandar su vivienda y así adaptarla –mas o menos- a las necesidades habitacionales que en un primer momento demandó Iván.
Es importante aclarar que durante muchos meses, la familia Nenzú estuvo recibiendo una cifra de unos $ 500 por semana de parte de los ex empleadores, con lo que lograron alivianar –además de todo lo mencionado anteriormente- la situación que implicaba tener a Iván bajo tratamiento. Pero hace poco dejaron de recibir ese dinero sin explicación alguna. En cuanto a la familia de Pablo Acuña, hasta donde pudo saber DIARIO JUNIO, sus familiares lograron un acuerdo extrajudicial con los ex patrones del chico de 15 años por una cifra muy importante.
El accidente puso en evidencia una problemática que viene arrastrándose hace años en la zona de producción citrícola, y que tiene que ver con no solo con las pésimas condiciones en que son transportados los cosecheros, sino con un montón de irregularidades. Solo por mencionar este caso de hace un año, quedan expuestas un montón de falencias: varios trabajadores viajando en la parte mas alta de un camión cargado con frutas, en un día feriado, todos en negro, y muchos de ellos menores. Además, lejos estuvo el siniestro de marcar un quiebre en estas costumbres, ni de parte de los sectores de la producción ni de parte de los organismos estatales encargados de controlar.