Hay chicos pobres, y chicos que no. Hay chicos golpeados, y chicos que no. Hay chicos que mendigan en las calles, y chicos que no. Hay chicos que crecen rápido, a los apurones, de golpe, y chicos que no. Hay chicos que dejan las tizas y los pizarrones, y la mochila con útiles antes de tiempo, y chicos que no.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hay tres modos posibles de inserción de los chicos en el mercado del trabajo: cuando ayudan a la familia en las labores del campo; cuando adquieren una rutina en la casa llevando adelante los quehaceres familiares; y la actividad que hacen en la calle, como limpiavidrios, como malabaristas, mendigando.
La Argentina rubricó un convenio con la OIT, y de acuerdo a ese documento, la edad mínimo de admisión en el empleo se fijó en 14 años. La nena que la Policía halló en la zona de la Base Aérea, brutalmente golpeada por su padre por haberse demorado en salir a pedir limosna, ni siquiera llegó a esa edad: tiene 11 años. Y ya trabaja, y a los golpes.
COMO ENTENDER. La presidente del Consejo Provincial del Menor, Dora Jávega de Garcilazo, asevera que esas reacciones patológicas, de violencia sin límites, no tiene por qué relacionarse con la pobreza exclusivamente, y menos con la necesidad de salir a pedir por parte de los menores.
“Tiene que ve con personas que utilizan el abuso de poder, la violencia, el maltrato, como una manera de vincularse. Sino estuviera la necesidad económica, habría otro motivo para ejercer esa violencia. En algunos casos, como este que conocemos ahora, tiene que ver con la mendicidad”, dice la funcionaria.
Este caso, que se investiga ahora, tiene que ver con Antonio Friyoli, 48 años, pedido de captura de la Cámara del Crimen de Gualeguay, imputado del delito de abuso sexual agravado, que el domingo, a media mañana, el viento norte agitando las copas de los árboles, el sol tibio de invierno, se abalanzó como fiera sobre el cuerpo de su hija de 11 años. Con un palo de escoba la golpeó.
Y la golpeó tanto, tanto, tanto, que le produjo traumatismos en la espalda, el tórax, y los brazos. La golpeó por haberse demorado en salir a pedir.
Claudia Izza, responsable del Programa Provincial de Violencia Social de la Secretaría de Salud, sostiene que ese tipo de casos, con la envergadura como se lo conoce, sólo cobran notoriedad cuando son de mucha gravedad.
“Pero el tema del maltrato es permanente. Entiendo que lo que se necesita es mayor prevención, y un seguimiento de los casos, para evitar que vuelvan a ocurrir”, dice.
CONTEXTO. La presidenta del Consejo del Menor hace números, y sostiene que en Entre Ríos hay una población de 420 mil niños y jóvenes de hasta 17 años, y que de éstos, un 20 % está en situación de pobreza. O sea, 84 mil.
De igual modo, la funcionaria relativiza el impacto de los chicos que hay en la calle ejerciendo la mendicidad, y más todavía, los que están en el mercado de trabajo.
“El número de chicos es bajo, no son muchos en comparación con la población que tiene Paraná. No son más de 100. Y de acuerdo a un censo que hicimos, no hay más de 10 chicos por barrio trabajando en actividades como el cirujeo, por lo cual la cifra en ese caso no es más de 60”, asegura Jávega de Garcilazo.
“Cualquier niño que haga esto, tanto pedir limosna como trabajar, es un problema, pero no es alarmante. Sí nos preocupa el número de chicos que abandona la escuela, aunque en este caso es una tarea que le corresponde a Educación. La escuela es la posibilidad que tienen estos chicos de superar el ciclo de la pobreza”, asevera.
En ese marco, la funcionaria puntualiza que “el problema mayor que hoy afecta a los chicos es la desigualdad económica. Ese es el problema central, y unido a esto, la falta de acceso a servicios que puedan resolver la inequidad, como salud y educación”.
El dato
3 % ES EL PORCENTAJE DE CHICOS
De entre 10 a 17 años que en Paraná declaró estar en el mercado laboral, según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). En Concordia ese porcentaje sube al 6,7 %.
Fuente: El Diario
