Creo que vale la pena poner en la balanza los devaneos del principal interesado: Daniel Scioli. El gobernador también tiene su propia encrucijada. La historia nos ha enseñado, y seguramente Scioli (que aunque algunos lo crean limitado) sabe leer la coyuntura y principalmente la historia de nuestro país. Pensemos un escenario post elecciones 2015.
Scioli ganador, Cristina en algun lugar para nada desechable: diputada nacional, diputada del Parlasur, gobernadora de la provincia de Bs. As. o lo que elija. Todos sabemos, o intuímos que Daniel Scioli, ideológicamente tiene un techo que no estaría en sus intenciones perforar.
Enfrentar a las corporaciones que van a pretender condicionarlo, 20 minutos después de que Cristina le ponga la banda presidencial. Pero la historia, desde el 83 hasta acá, creo que dejó algunas enseñanzas.
No hace falta hablar de helicópteros para explicar lo que significa la soledad que han sufrido los que eligieron ser palmeados por el poder económico y ser lisonjeados y adulados por los medios de comunicación que dan su amor a cambio de dinero y poder.
Me tienta hablar de prostitución mediática pero me abstengo por ahora. No es una cuestión de vaticinios ni de horóscopos. Scioli, creo, a esta altura, es consciente que no le queda más remedio que depender de lo que quede del kirchnerismo y del liderazgo que ejerza Cristina para poder sobrevivir a todos los embates que vendrán desde los grupos concentrados de poder económico.
Es una cuestión de supervivencia, mirándolo desde el punto de vista más pragmático. La otra senda es claudicar – y él lo sabe – y ser gentil con quienes durante décadas hicieron y forjaron las políticas a favor de sus intereses y escupieron, como el carozo de una aceituna, cuando ya no les fue funcional al presidente de turno. Soy optimista, tal vez con cierta ingenuidad. En 2003 era pesimista y me llevé un chasco.