Respecto al estado del sistema de salud, Scervino señaló que hay dos grandes temas relacionados: el alto costo de los medicamentos y la accesibilidad; el manejo de las enfermedades crónicas. “La Argentina pasó las enfermedades infecciosas y hoy la gente se muere por enfermedades crónicas”, remarcó. “Es uno de los disparadores del gasto en salud, más aún cuando no se hace un manejo adecuado de los tratamientos”. El otro tema, es la judicialización, o sea, la respuesta que la Justicia les da a grupos de pacientes que piden determinada prestación. “Estos amparos son para cubrir prestaciones que están fuera del programa médico obligatorio, con lo cual generan un problema importante”.
En cuanto a los números de la industria que maneja el sector de las prepagas, el superintendente refutó: “Esa es otra fantasía. Desde que estamos a cargo, los aumentos de la medicina prepaga están acompasados por la inflación. A veces la han superado, porque en la Argentina y en el resto del mundo, el aumento del gasto médico está entre un 25% y 30% por encima de la inflación”. En ese contexto, puso como ejemplo a un grupo de consumidores del prepago puro, que son alrededor de 1 millón, que pertenecen en su mayoría al segmento ABC1 y que tienen un nivel de exigencia altísimo y remarcó que no entiende cuando se habla de “catástrofe” porque hubo un aumento: “El que quiere pagarse un plan alto para después internarse en una habitación de 80m2, ¿quién quiere que se lo pague? ¿El pobre? ¿El que va a un hospital público? Tiene que pagar lo que consume. Y lo que consume está aumentando en la Argentina y en el mundo. La medicina prepaga además tiene muy poco impacto en el índice de inflación”.
Respecto a posibles aumentos a futuro, Scervino aclaró que hasta ahora las subas fueron en febrero, que en realidad era la última cuota del 2016, y en julio un aumento vinculado con la paritaria. “No se sobrepasó la inflación. Pero hay una parte de la paritaria que falta negociar: se negoció con los hospitales de comunidad, no así la general con el resto de sectores. Y lo que pase con la inflación el resto del año… después se verá si tiene o no un ajuste”.
En el mismo contexto, hizo referencia a las constantes quejas de las prepagas de que tienen márgenes chicos de ganancia y reveló que se han disparado los costos y por lo tanto los márgenes de utilidad se fueron reduciendo. “En 2005, un tratamiento de cáncer salía US$ 50.000; en 2013 pasó a costar US$ 220.000. Esto, que pasa en EE.UU., se repite acá. Los tratamientos son 200% o 300% más caros. El tratamiento no sale en moneda constante lo que salía en 2012 o 2014, está aumentando. Esto es lo que la gente no entiende”. Además, reclamó que durante años los distintos gobiernos hicieron que se subsidie una actividad como el transporte y considerarlo un servicio público y esencial. “Nadie consideró que la salud es un servicio esencial y por ende, jamás se subsidió al sector”.
Respecto a futuros objetivos, el funcionario informó que se está trabajando en una ley complementaria de salud, cuyo eje es intentar corregir desvíos, y además, tratar de implementar como obligatorio para la población, un modelo único de atención médica, que es lo que tiene casi todo el resto del planeta, donde la gente debe ir y tener su médico de cabecera para poder acceder a los servicios. “Es la única forma de empezar a regular la accesibilidad y la calidad de los servicios”.
Finalmente, explicó a que clases de desvíos en las obras sociales se estaba refiriendo y remarcó que parte de la corrección tiene que ver con las compras; “no pueden sentarse a negociar con la industria 300 obras sociales por separado”, sugirió y añadió que a partir de un estudio, se definió que el gasto número 1 está en hemofilia. “Sumamos al Ministerio de Salud, al PAMI, y ahora vamos a comprar para todos los pacientes en conjunto. El poder de negociación para bajar los precios va a ser mayor. Vamos a hacer una licitación nacional e internacional, tan grande que es probable que se negocie transferencia de tecnología”.