En el contrato de alquiler figura la existencia de dos dormitorios, pero se alojan 20 estudiantes en la casa. Santana aseguró que, en realidad, existe una habitación más que estaba en desuso, a lo que agregaron el garage para dos automóviles y un galpón “de amplias dimensiones acondicionado” ubicado en el patio. “En total son cinco habitaciones a un promedio de cuatro chicos por habitación, hacen los 20 chicos que están hoy, aunque ajustando los números se puede llegar a 25”, expresó.
“Además tiene una cocina amplia, un comedor muy amplio que da al fondo, dos estares uno con una mesa y otro con sillones que los utilizan para estudiar cuando no lo pueden hacer en las habitaciones, además de un patio bastante amplio”, agregó.
El municipio gasta $ 1700 mensuales por el alquiler, “menos de $ 100 por cada chico”. Cada uno de los estudiantes debe pagar $ 18 o $ 20 para el gas que consumen. Santana expresó que se trata de chicos “sumamente agradecidos por haberles dado la posibilidad de estudiar”.
Aunque la ordenanza estipula que sólo pueden permanecer 12 meses en la residencia para darles lugar a otros al año siguiente, el edil dijo que “en algunos casos se les permitió un tiempo más porque había lugar realmente y porque no habían conseguido a otros compañeros para ir a alquilar”.
Sobre los requisitos que deben acreditar para ingresar a la residencia, Santana señaló que a fin de año se da a conocer que está abierta la entrega de formularios. Los formularios deben ser completados, con la constancia de finalización de la escuela secundaria, la constancia de inscripción de la universidad a la que van a acceder. Si la carrera se puede cursar en Concordia, entonces es tachado de la lista de postulantes. Además, se requiere una declaración jurada de los ingresos de la familia.
“De haber igualdad de condiciones en todos los requisitos, se haría un sorteo. Pero nunca ocurrió esto”. El concejal explicó que la cantidad de chicos que se presentaron siempre fue inferior a la capacidad que tiene la residencia. “En el primer año se presentaron 23, se dieron dos de baja y quedaron 21; estos continuaron en 2005 con unas bajas porque consiguieron donde alquilar; este año hubo 20 o 21, después se redujo a 18 y ahora está en 19 o 20”, expresó.
“Hubo cuestionamientos de la oposición y se dijo por la radio que esa residencia era un ‘cachequengue’. Esto despertó el enojo de algunos de los chicos y anduvieron haciendo notas”, expresó Santana, quien concurrió sólo a la entrevista a pesar de que se había comprometido en concurrir acompañado por algún estudiante. Posteriormente, le apuntó a Larocca: “lo que tendría que hacer, en vez de estar sentado detrás de un escritorio escribiendo pedidos de informes, es ir a Paraná, a Tucumán 333 y mirar la residencia y charlar con los chicos”.
“Seguramente Larocca tuvo la posibilidad de estudiar afuera y que se le pagaran los estudios y un lugar donde estar; y tal vez estos chicos no tuvieron la suerte de elegir una carrera que se pudiera estudiar en Concordia”, indicó.