
La sala de espera de los consultorios externos, cuyo acceso se encuentra por calle Perú, tiene una capacidad máxima de personas que pueden estar sentados o parados esperando. El aforo permitido es de 25 personas. El médico dijo que la capacidad de la sala es importante pero cuando el distanciamiento es de 1,5 o 2 metros se llena rápidamente. Y quienes no pueden ingresar deben esperar afuera sin elección. “Sabemos los problemas del calor y del verano pero no tenemos alternativa”, dijo.
Los pacientes no pueden acudir sin turno. «Salvo razones muy justificadas», dijo. Tampoco ninguna persona puede ingresar con acompañante. No obstante, Díaz Vélez admitió que pueden ocurrir cuestiones que se les escapan.
El paciente llega y se anuncia con el policía que está en la puerta que tiene el listado con todos los médicos y horarios desde primera hora de la mañana. «De acuerdo al horario que tiene cada paciente van pasando, de acuerdo a como se desocupe la sala de espera», indicó.
El medico explicó que es muy dificil saber con exactitud la hora en que el paciente llega para que entre al consultorio sin demora. Normalmente, cada consulta ronda entre los 15 y 20 minutos, media hora como máximo. Depende del medico y la especialidad que tiene. «Pero no es matemático esto: a veces se hacen preguntas y con pocas alcanza pero a veces tiene que profundizar más. La historia clinica no es una cosa rígida. Son muchas cosas las que juegan», indicó.
Díaz Vélez admitió que muchas veces la tardanza de los medicos también conspira. Si bien les piden que cumplan con los horarios, muchas veces los medicos no cumplen «porque son vagos nomás: no es porque están operando». Luego se corrigió a medias: «bueno hay veces que sí (están operando) y se avisa con tiempo». «Son realidades distintas», indicó.
“Tenemos policías permanentemente controlando y un personal administrativo permanentemente controlando”, indicó. “Ahí trabajamos 50 médicos aproximadamente de 8 de la mañana a 9 de la noche. Son 20 consultorios. Hay mucha gente que va y que viene. Es un recambio permanente”, manifestó. «Cuando hicimos los consultorios no previmos esta pandemia», dijo.
“Los protocolos están todos escritos pero la realidad, a veces, supera a lo que debería ser. Nosotros somos los primeros interesados. No hemos tenido Covid 19 en el personal que trabaja así que indudablemente algo se está haciendo bien”, manifestó.
Y eso a pesar de que concurre gente que tiene Covid 19. «Algunos saben y lo dicen y hay otros que saben y no lo dicen, no lo anuncian. Y hay otros que no saben que tienen. Se dan todas las variantes», expresó.
El director médico admitió que hay ocasiones en que la gente que sabe no lo dice hasta que ingresó al consultorio. «Y dice: ‘mire doctor, yo tengo Covid y me pasa tal y tal y tal’. Y no lo anunció antes. Esa es la realidad», expresó. Se trata del porcentaje de personas que se infectan pero lo sobrellevan caminando sin mayores problemas. «Lo grave es que saben que tiene Covid y porque no está mal, va igual», indicó.
No obstante, antes se les tomaba la temperatura y se les daba un formulario que debían llenar pero el medico dijo que «hoy casi se ha dejado» ya que muchas veces la enfermedad que surgió en la ciudad de Wuhan (China) «no hace temperatura». Y respecto del formulario, indicó que la gente «esta harta» y «tampoco puede que digan la verdad». En resumen, son cuestiones que en la teoría parecen acertadas pero «llevadas a la práctica no resultan». «Lo único que queda es el barbijo y guardar distancia».
“Y los médicos que han tenido -yo sigo yendo todos los días y hasta ahora voy salvándome-… tenemos los resguardos pero hay cuestiones que superan. La gente muchas veces no colabora. Estamos en una situación complicada y la gente también está mal lo cual es entendible. Se suman muchas cosas; no es uno más uno igual a dos”, añadió.
Díaz Vélez manifestó que la gente está muy impaciente. “Y tiene mucha razón en muchos aspectos”,añadió. En ese sentido, profundizó que la gente tiene malestar por la pandemia. «Nadie quiere agarrarse el bicho ese sino sabe lo que le va a pasar. El virus es impredecible: a algunos los mata, a otros no y a otros los deja con complicaciones y otros se salvan. Es una situación donde hay que tener la cabeza muy bien colocada y así y todo es muy dificil de soportar», añadió.
«Y si le agregás la situacion económica, que realmente es espeluznante. A nadie le está alcanzando la plata», indicó.